El Fondo Monetario Internacional (FMI) acaba de reconocer que ha cometido un error al exigir recortes a Europa. Que le vamos a hacer, todos somos humanos, todos podemos cometer errores. ¡Una mierda! Perdonen por la expresión. Porque cuando los errores de una organización tienen como consecuencia la destrucción de la economía de un país y la ruina de millones de personas, los errores son imperdonables.
Dos de los economistas más importantes del FMI, Olivier Blanchard (economista jefe del FMI) y Daniel Leigh, han presentado el informe titulado “Errores en las previsiones de crecimiento y multiplicadores fiscales”. En él reconocen que el FMI se equivoco al prever las consecuencias de las políticas de recorte exigidas a los países con problemas económicos.
Dicen estos expertos que se equivocaron al aplicar un multiplicador fiscal erróneo. Estos impresentable expertos estimaban que por cada euro de reducción del difícil, la económía del país perdería 0,5 euros de actividad económica, cuando en realidad ha significado una perdida de 1,5 euros por cada euro de gasto reducido. Nada, una tontería de nada. Que importa un euro arriba o un euro abajo para unos burócratas refugiados en una intuición al margen de los problemas de las personas.Unos burócratas con unos salarios y unas pensiones vitalicias de vergüenza
El asunto quedaría en una anécdota, si la anécdota no hubiera tenido como consecuencia millones de personas enviadas al paro, la perdida de enormes derechos laborares sociales y económicos y la condena a millones de jóvenes a no tener futuro. Si no se hubiera exigido a los países afectados, el desmantelamiento de su estado bienestar y no se hubiera cargado sobre la espalda de los mas débiles las consecuencias de una crisis económica que el FMI no supo, no pudo o no quiso prever.
¿Error o premeditación? Yo lo tengo claro. Todo esto no ha sido mas que una campaña orquestada por el capital financiero para destruir los logros sociales conquistados por los trabajadores a los largo de decenios y establecer un nuevo orden social donde los poderosos impongan sus condiciones a través de unos políticos entreguistas y claudicadores de sus obligaciones para con sus representados.
Es premeditado porque ya se conocían, sin posibilidad de equivocarse, las consecuencias de la aplicación de una política de recortes sociales tan duras como las exigidas a los países con problemas económicos. Porque esas mismas políticas son las que se aplicaron a los países sudamericanos y a otros países que el FMI prestó dinero para salir de sus crisis económicas. Y en todos los casos el resultado había sido el mismo, más recesión, paro, miseria, perdida de derechos sociales y la privatización de los servicios educativos, sanitarios, y las pensiones.
Y ahora, ¿que pasará? Nada, porque todo seguirá igual. Los malditos burócratas del FMI no rectificarán las políticas exigidas, nadie será despedido ni nadie dimitirá por sus graves errores, y los gobernantes de los países en crisis seguirán aplicando las medidas erróneas del FMI, porque este y nuestros gobernantes tienen el mismo objetivo, eliminar el estado del bienestar y establecer un nuevo modelo social y económico.
Todo dependerá, como hasta ahora, de la voluntad de la ciudadanía. De su capacidad de movilización y lucha, de sus concienciación social y de su actitud beligerante con unos gobernantes que han renunciado a ejercer sus tareas de gobierno y defensa de los intereses de sus representados y que se han doblegado y arrodilladlo ante el capital financiero internacional.
Nada a cambiado, la lucha debe continuar.
Salud, República y Socialismo.
2 comentarios:
El FMI es un instrumento financiero burgués, un arma contra la clase trabajadora. Y como tal debería desaparecer.
Son unos sinvergüenzas.
Salud y República
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