Cuando se empezaron a generalizar los biocarburantes, se pensó en ellos como la alternativa limpia frente a los carburantes fósiles. Hoy parece que los biocarburantes no son tan limpios.
Hasta ahora se tenia en cuenta que el beneficio neto de emisión de CO2 era beneficioso con respecto los biocarburantes, por la razón de que en el proceso de producción y consumo de los combustibles fósiles solo había emisión neta de CO2 a la atmosfera, mientras que en ese mismo proceso con los biocombustibles es beneficioso porque la absorción de CO2 de los cultivos utilizados en la producción es mayor que la emisión de CO2 con la combustión de los biocombustibles.
Pero ahora nuevos estudios plantean que la extensión del uso de los biocombustibles o desplazarán el consumo humano de los cultivos hacia la producción de biocombustibles o implica ganar nuevas tierras al bosque para sembrar los alimentos y los pastos perdidos, ya que la demanda de comida sigue siendo la misma o mayor.
Al ser la capacidad de absorción de CO2 de los bosques el doble que la de los cultivos, con el cambio de uso de los bosque se está duplicando la emisión indirecta de CO2 a la atmosfera y por tanto se incrementa el efecto invernadero. Además, el uso redoblado de fertilizantes (que contienen nitrógeno en forma de nitratos) aumentará las emisiones de óxido nitroso (N2O), otro gas de efecto invernadero que, hacia final de siglo, superará en importancia al propio CO2.
Estas son las cuentas reales de las emisiones de CO2 que se extraen de los nuevos estudios:
- La tierra firme del planeta tiene 133 millones de kilómetros cuadrados; 42 de ellos (el 32%) son ya de uso agrícola. Se reparten así: 16 de cultivos y 26 de pastos.
- Las previsiones hablan de que a final de este siglo la tierra dedicada a producir biofuel superará todos los cultivos alimentarios del mundo. Es decir, ocupará más de 16 millones de kilómetros cuadrados que ahora son de bosque.
- Todos los protocolos han obviado hasta la fecha el CO2 emitido para producir biocarburante, incluso cuando supone quemar un bosque para convertirlo en cultivos energéticos.
- Si los cultivos destinados a biocarburantes desplazan a los alimentarios, las emisiones directas no aumentan, pero sí lo hacen las indirectas porque implica ganar nuevas tierras al bosque para sembrar los alimentos y los pastos perdidos.
- Las emisiones de CO2 indirectas duplican a las directas, según los nuevos modelos.
Como se puede comprobar el panorama que presenta el uso de los biocombustibles no parece demasiado halagüeño, por lo que la cumbre sobre cambio climático del próximo mes de diciembre adquiera una vital importancia de cara establecer acuerdos vinculantes que impliquen una real disminución de los gases de efecto invernadero. Aunque no seamos demasiados optimistas por las reticencias que tienen los gobiernos a comprometerse con medidas concretas y efectivas en ese sentido.
Salud, República y Socialismo.