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domingo, 28 de febrero de 2016

El soldado Sánchez se ha salvado

Con el resultado de la consulta sobre el acuerdo PSOE-Ciudadanos, Pedro Sánchez ha conseguido su objetivo principal, salvarse. Con el casi 80% de votos afirmativos en la consulta, Sánchez se consolida en la dirección del PSOE y hace callar a sus críticos barones.

Yo creo que ese era el objetivo principal del acuerdo con Ciudadanos. Pedro Sánchez era consciente que solo un acuerdo que le permitiera retomar la iniciativa, tanto en el interno de su partido como de cara al electorado, le posibilitaría salir airoso del cerco al que le estaban sometiendo su barones partidarios del gran pacto con el PP.

No le niego a Pedro Sánchez el valor político necesario para asumir una apuesta tan arriesgada como asumir el reto de intentar logar la investidura que el cagón de Rajoy se negó a asumir. Pero era la única alternativa, asumir el reto o afrontar la desfrenestración política que le tenían preparada los suyos. Pero el tiempo demostró que no estaba dispuesto a un acuerdo con la izquierda parlamentaria, porque le era más fácil conseguir ese acuerdo con el centro derecha de Ciudadanos. Lo importante era presentaran un pacto a la militancia que desactivara las intrigas palaciegas. Y lo ha conseguido, aunque conseguir la investidura sea otro cantar. 

En este proceso no ha habido actitud positiva por llegar a un acuerdo de izquierdas. Primero porque Pedro Sánchez no perdió ni un segundo en montar una mesa de negociación con Ciudadanos, dejando a un lado a Podemos mientras  si que negociaba con Compromis y con IU-UP. Y segundo porque a Pablo Iglesias y a Podemos solo le ha interesado el postureo, la foto mediática y las declaraciones grandilocuentes. Si de verdad estaban interesados en negociar, ¿no hubiera sido más comprometedor proponerle a Pedro Sánchez, desde el primer día,  los miembros de la comisión negociadora de Podemos? De esta manera hubiera quedado en evidencia quien quería negociar y quien no. No se tiene más talante negociador exigiendo ministerios y vicepresidencias.  Pablo Iglesias ha estado mareando la perdiz hasta que la negociación se tornaba imposible por falta de tiempo. Porque parece que interesaba más provocar nuevas elecciones que llegar a acuerdo programáticos.
 
El acuerdo alcanzado entre PSOE y C's es incorrecto en las forma e
insuficiente en el contenido. Incorrecto en las formas porque no son maneras presentar un acuerdo cerrado con una formación política para que el resto de los hipotéticos aliados lo acepten como un trágala. Y sobre todo presentarlo como un chantaje, si no se apoya el acuerdo se posibilitar que Rajoy y el PP vuelvan a gobernar. Eso es lo que estuvo haciendo Rajoy durante toda la pasada legislatura. Y eso no es sumar es simplemente poner entra la espada y la pared a los posibles a aliados. Unos posibles aliados que suman mas que con quien se ha hecho el acuerdo. Por eso es comprensible que Podemos no acepte un acuerdo en el que no ha participado y que Compromis e IU-UP renuncien a los acuerdos alcanzados con el PSOE porque el contenido de lo negociado con C's desvirtúa lo que ellos negociaron.

Y es insuficiente en el contenido porque no sirve para abordar los problemas de la gente a pie. Porque la exclusión social no afecta solo a los 750.000 personas que dice Pedro Sánchez que le va a tocar la renta de inserción, si no a mas de 2 millones de trabajadores que no tienen ingreso alguno. Porque para conseguir una renta de inserción universal hay que subir los impuestos a quien más tiene, Porque bajar o mantener el actual nivel impositivo no es de izquierdas, sobre todo cuando nuestro nivel impositivo es de los más bajos de la UE. 

Porque es mentira que se vayan a derogar las leyes que nos han quitado derechos y sometido a recortes con el gobierno del PP. Porque con los nuevos contratos se pretende igualar las condiciones laborales a la baja. Mala manera de eliminar la dualidad del mercado laboral español. Porque se sigue rebajando el coste del despido y se siguen manteniendo excesivos poderes a los empresarios en la negociación colectiva.

Ante esto solo quedan dos opciones. Una que el PSOE negocie la inclusión de propuestas progresistas con Podemos, las confluencias, Compromis e IU-UP o esperar la celebración de nuevas elecciones. Yo creo que Pedro Sánchez se conformará con haber salvado al soldado Sánchez y esperará pacientemente la repetición de la EEGG. Quizá sea el mal menor dado con que la actual composición del Parlamento no se podrán llevar a cabo muchas de las propuestas del acuerdo, por el veto que impondría el PP. La convocatoria de nuevas EEGG junto con el creciente y permanente nuevos casos de corrupción del PP, podrían posibilitar una nuevo composición parlamentaria mucho más favorable a reformas progresistas. Aunque para ello es necesario que de una vez los votantes populares se den cuenta que el PP no es un partido sino una trama criminal de corrupción y que el lugar que le corresponde es fuera de las instituciones publicas.

Salud, República y Socialismo

domingo, 3 de enero de 2016

Lo ético era decir no a Mas

La CUP ya ha deshojado la margarita catalana, ha dicho no a la investidura de Mas. Pero este proceso de decisión ha estado viciado desde el principio, nunca tuve que ser necesario realizarlo, por ética.

Las promesas electorales son para cumplirlas, no para incumplirlas en cuanto se ocupa el escaño. Eso está bien para Rajoy y para el PP, no para quienes quienes se jactan de ser unos demócratas. La CUP y su candidato, Antonio Baños, se pasaron toda la campaña prometiendo que jamás apoyarían la investidura de Artur Mas, por su responsabilidad en los recortes económicos y sociales en Cataluña y por ser complice de la corrupción de la trama corrupta de los Puyol. En segundo lugar se desgañitaron diciendo que no apoyarían un proceso independentista que no estuviera respaldado por más del 50% de los votos de las elecciones catalanas.

La CUP incumplió la segunda promesa en cuanto ocuparon los escaños del Parlamento catalán, pues se pusieron a apoyar de inmediato el proceso independentista propuesto por Juns pel Si.  Con respecto a la primera, no había nada que discutir mientras Mas fuera el candidato de Juns pel Si, si no querían incumplir lo prometido. Por tanto todo el proceso de debate sobre si apoyar o no la última propuesta de Juns pel Si, que incluía la investidura de Mas, estaba fuera de lugar. La coherencia política no solo hay que exigírsela al contrario, si no, que hay que ser coherente con lo que se predica.


No menos incoherentes son los que ahora critican a la CUP por la decisión tomada, como la Asamblea Nacional de Cataluña. En palabras de su presidente, Jordi Sánchez, se sienten engañados por la CUP. O la presidenta del Parlamento catalán,  Carme Forcadell, quien afirma que "me equivoqué y mucho", en referencia a la CUP. Quien se habría equivocado sería la CUP en el caso de que hubiera decidido romper una promesa electoral y avalar la investidura de Mas. La coherencia y la ética política deben estar por encima de los intereses partidistas.

La CUP ha quedado seriamente tocada con este innecesario proceso. Con la sombra de manipulación de la asamblea del pasado domingo y con la fractura producida con la decisión de hoy. Una decisión que, aunque acertada, les rompe por la mitad. Su portavoz, Antonio Baños, ni siquiera ha aparecido para dar cuentas de la decisión del Consejo Político. Ya se está especulando sobre su posible dimisión. Y la posibilidad de unas nuevas elecciones no les deja bien colocados, porque buena parte de sus electores independentistas dudarán si volver a votarles ante el freno que supone, al proceso soberanista, el no apoyar la investidura de Mas.

Lo que ha quedado claro es que ahora la pelota del proceso soberanista está en el tejado de Juns pel Si. Ellos tienen que decidir si mantener al responsable de los recortes económicos y sociales en Cataluña y connivente con la corrupción del clan Puyol, lo que llevaría a una nuevas elecciones autonómicas o aceptar la humillación de cambiarle para seguir adelante con el proceso soberanista. La primera opción, a mi entender, supondría el principio del fin del proceso soberanista. El resultado de las pasadas elecciones generales en Cataluña así lo evidencian. La marca blanca de Convergencia se hunde y el conjunto de los partidos independentistas sufre una gran retroceso ante la irrupción de "En Comú Podem". Aunque tampoco es evidente una mayoría clara y homogénea en el sentido contrario, lo que mantendría la incertidumbre de la gobernabilidad de Cataluña. Esta situación pone más en valor la necesidad de un referendum en Cataluña sobre la cuestión soberanista.

Habrá que ver como transcurren los acontecimientos la próxima semana para terminar de deshojar la margarita catalana y si se frena o no el proceso soberanista catalán con unas nuevas elecciones en Cataluña, que con toda seguridad tendrán una incidencia en lo que pueda pasar en la constitución del futuro gobierno del estado español.

Lo que si ha quedado claro, al margen de la decisión tomada, es un proceso ejemplar en el debate de la CUP sobre este tema. Por hartarse de participar y debatir no se les puede criticar.

Salud, República y Socialismo.

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