Zapatero se rinde a los mercados

No ha sabido o no ha querido oponerse a las presiones de los mercados y al final en aras del déficit, Zapatero  decide cargar el coste de la crisis económica sobre las espaldas de los de siempre: los trabajadores y los jubilados.

Hoy en el Congreso Zapatero ha expuesto su decálogo contra la crisis, la segunda gran vuelta de tuerca  contra los trabajadores y los jubilados. La reducción salarial a los funcionarios y la congelación de las pensiones no es sino la solución de la derecha económica a las crisis económicas y la ruptura de un acuerdo con las fuerzas sindicales que ya implicaba una renuncia a la revalorización de los salarios de los funcionarios  en solidaridad con la crisis económica.

No hay una sola de las medidas que incida sobre las rentas de los que más tienen o sobre los vergonzantes beneficios de la banca o de las grandes empresas, incluso Zapatero se vuelve mezquino y araña unos cientos de millones de euros al consagrar la lentitud en la tramitación de la ley de le dependencia, que ya no tendrá carácter retroactivo. Las grandes fortunas están a salvo porque no se tocan las SICAV, los bancos que fueron los grandes beneficiarios de la crisis y los responsables de una parte importante del déficit a causa de las ayudas recibidas mantendrán sus beneficios de vergüenza, las grandes empresas continuarán como si la crisis no fuera con ellas y las grandes rentas seguirán cotizando como si las cuentas del estado estuvieran en superávit. Y a todo esto hay que añadir que si no se hubieran eliminado los impuestos del patrimonio y de sucesiones, se estarían recaudando varios miles de millones de euros más año.

La desinversión económica, propuesta a la que hay que añadir la que se aprobó vía presupuestos del estado, no hará sino complicar la recuperación económica. En un momento en que la iniciativa privada se contrae, el estado  debería hacer lo contrario para relanzar la economía, crear empleo a través de la obra pública  mientras llega el crecimiento de la actividad privada. Pero mandan los mercados, tenemos que ser creíbles ante las entidades financieras y las agencias de calificación que tienen intereses bastardos. El déficit público se ha convertido en el enemigo público de los mercados y los gobiernos se doblegan a sus exigencias aunque sea  costa de  empobrecer aún más a sus ciudadanos. Que triste y que vergonzoso ver a los estados doblegarse ante las instituciones que fueron las responsables de la crisis económica; en lugar de cumplir sus promesas de reformar el mercado y las instituciones financieras parra evitar futuras crisis, son los gobiernos de los estados los que se acojonan y aceptan las recetas de esas instituciones bastardas para que sus privilegios sigan siendo intocables. Lamentable espectáculo ver a la economía especulativa mandar sobre la política.

Zapatero vuelve de nuevo a defraudar a los trabajadores y jubilados y esto seguramente tendrá consecuencias negativas tanto en el dialogo social como en la paz social que hasta ahora han mantenido los sindicatos. Es de esperar que la reacción de los sindicatos ante cambio de política de Zapatero no se haga esperar y la vuelta a las movilizaciones sea la respuesta al incumplimiento de las promesas de que la salida a la crisis económica iba a ser social. El Gobierno ha roto sus compromisos y se ha situado del lado de los poderosos y la respuesta ha de ser proporcional a la gravedad de las medidas propuestas. Pero la alternativa no es mirar hacia la derecha, un derecha hipócrita que hoy tiene la indignidad y la poca vergüenza de acusar  a Zapatero de cargar la crisis sobre la espalda de trabajadores y jubilados, cuando esa era su política desde que se inició la crisis económica y la que puso en práctica cuando gobernada durante la anterior crisis. La solución esta en un giro a la izquierda de las instituciones democráticas que posibiliten que el coste de la crisis recaiga sobre los que la han creado y sobre los que más tienen  y en ese sentido hay que trabajar de cara a las próximas elecciones autonómicas y generales.

Salud, República y Socialismo.