Cada día, cada hora que pasa y se van conociendo con más detalles los pormenores de los planes de pensiones de los eurodiputados, la sensación de indignidad crece de manera exponencial. Al menos eso es lo que me ocurre a mi.
En las últimas horas se han conocido más detalles de como los eurodiputados se cocinaron para sí un excelente plan de pensiones, exclusivamente con fondos públicos y como la cifra de eurodiputados españoles afectados continua creciendo, superando ya el centenar de ellos. Cada vez tengo menos dudas de que todos, desde el principio, conocían "la letra pequeña" de ese privilegiado plan de pensiones. Si no se hubiera destapado el tarro de la mierda, todos seguirían engañando a sus electores de manera vergonzante.
Resulta que, según la ultimas informaciones, de aportaciones personales al plan de pensiones, nada de nada. Porque parece que las llamadas aportaciones personales no salían de la nomina, ya de por si generosa, del eurodiputado, sino de una partida asignada por el parlamento a gastos generales del eurodiputado, al parecer de 600 euros. Y parece ser que el parlamento europeo autorizó que 450 de esos euros pudieran ser destinados por los eurodiputados a engordar su plan de pensiones.
O sea que el negocio era redondo, porque el eurodiputado no se tenía que arrascar ni un solo euro de su bolsillo y por arte de magia engordaban todos los meses el plan de pensiones crecía en 1.350 euros (450 provenientes de la partida de gastos generales y 900 que asignada graciosamente el parlamento). Y por si fuera poco el parlamento europeo les garantizaba que los rendimientos negativos serían asumidos por las cuentas publicas. Esto es una indignidad, de los eurodiputados y de los que autorizaron utilizar la partida de gastos generales para usos personales del eurodiputado. Esto tiene un nombre muy feo, malversación de fondos públicos, utilización de dinero público para un fin distinto al propuesto.
Solo por eso los eurodiputados que se beneficiaron de ese plan de pensiones deberían no solo dimitir de sus responsabilidades políticas sino abandonar totalmente la política porque es un indignidad que representantes de la ciudadanía en las instituciones europeas utilicen sus cargos para lucrase personalmente. Es políticamente obsceno y mancha la nombre de la función política, todo lo que nos vamos enterando de los privilegios que se autoconcedieron los eurodiputados. Mientras la ciudadanía, a la que representan, ellos les someten a enormes sacrificios para salir de esta crisis de la que no somos ni mínimamente responsables.
Pero aún hay mas. Dado que nada del dinero de sus planes de pensiones ha salido de sus nominas, sino de aportaciones del parlamento europeo, eso tiene la consideración de salario en especie. Como tal tiene que ser declarado en sus respectivas declaraciones del IRPF, tal como lo hacen los trabajadores que, por convenio, sus empresas, hacen aportaciones a sus planes de pensiones. Al parecer son muchos los que no han declarado estas aportaciones de dinero publico a sus planes de pensiones. De ser así estaríamos ante un segundo delito el de evasión fiscal. Este es el talante de la camarilla de quiénes nos han estado representado en las instituciones europeas en los últimos diez años.
Lo dicho vale para todos los que que se han beneficiado obscenamente del dinero publico para engordar su patrimonio, incluido Willy Meller que es quien más me duele porque creía que era de los míos, de los que tienen la honestidad y la ética política en alta estima. A Willy Meller solo le ha diferenciado de los demás el dimitir de eurodiputado, por lo demás es idéntico al resto. Todos, si tuvieran la más mínima ética política, deberían abandonar de inmediato toda actividad política y renunciar a esos planes de pensiones a los que no han aportado ni un solo euro. Por la dignificación y el bien de política solo les queda esa salida. Luego se preguntarán por qué la ciudadanía se aleja de la política y de los políticos y surgen opciones como la de Podemos.
Salud, República y Socialismo