Juan Rosell, presidente de la patronal española CEOE, va camino de convertirse en el bocaza mayor del reino. No para de escupir ocurrencia tras ocurrencia para intentar hacer mas competitivas sus empresas, pero eso sí, ninguna tienen que ven con la innovación, la investigación o nuevas formas de producir. Cada vez que se le ocurre algo a este personaje, es para recortar derechos de los trabajadores y es que las cortas entendederas de los empresarios españoles no dan para mas.
Ahora Rosell nos viene con la vena solidaria, no la suya, la de los demás, y se acuerda de los pocos derechos laborales que tienen los trabajadores con nuevos contratos (contratos precarios, escaso salario, malas condiciones de trabajo, escasa formación, etc). Y para solucionar esta precariedad laboral a Rosell se le ilumina la neurona y propone que para compensar la escasez de derechos laborales de los nuevos contratos, lo que hay que hacer es que padres y abuelos que tienen buenos contratos con mejores derechos laborales y salariales, pues que les cedan a sus hijos y nietos parte de esos derecho y así igualarnos todos en derechos.
Es como si la precariedad laboral, la falta de derechos laborales y los bajos salarios de los nuevos contratos no fuesen responsabilidad de nadie, vamos que han caído del cielo. No solo es un incompetente sino también un desmemoriado. Porque esa falta de derechos laborales es consecuencia de las exigencias que la patronal española le viene haciendo al Partido Popular y que estos aprovechando que el Pisuerga de la crisis económica pasa por Valladolid, llevan legislando desde que se hicieron con el poder en 2011. Por tanto los únicos responsables de la dualidad laboral que existe en España son la CEOE y el P.P. No nos engañemos lo que Rosell pretende no es otra cosa que romper la dualidad del mercado laboral empobreciendo a todos los trabajadores.
Debería saber y lo sabe, Juan Rosell, que los trabajadores españoles no tienen privilegios que ceder a nadie. Tenemos derechos. Unos derechos que no nos han sido regalados por nadie, sino que han sido conquistados con mucho esfuerzo y luchas sindicales. Y muchas veces dejándonos por el camino cosas para conseguir a cambio derechos laborales. No son los empresario ni los legisladores los que, gracias a su buena voluntad, han hecho que tengamos un cierto nivel de derechos laborales. Hasta el estatuto de los trabajadores, hoy vaciado de contenido por todos los gobiernos de la democracia, costó muchas huelgas, mucho esfuerzo y también alguna sangre. En Madrid fueron asesinados dos jóvenes cuando defendían una estatuto de los trabajadores con derechos.
Por tanto no hay nada que compensar ni nada que transferir de padres y abuelos a hijos y nietos. Si tan solidario se siente Juan Rosell, es muy simple lo que tienen que hacer: pedirle al gobierne que derogue la contrarreforma laboral. Así todos tendríamos los mismos derechos y la economía, con toda seguridad, marcharía mejor de lo que va. Pues no es con bajos salarios, escasa formación ni con precariedad laboral sino con innovación, investigación, nuevos métodos de producción e inversión como se mejora la productividad de las empresas. De eso saben mucho los países nórdicos donde los trabajadores tienen buenos salarios y buenas condiciones laborales y además mayor productividad que las empresas españolas. Los bajos salarios y las malas condicii0ones laborales solo conducen a la insatisfacción del trabajador y al bajo rendimiento. Pero se me olvidada que estamos en España y sus empresario solo saben competir reduciendo los costes laborales.
No son precisamente ellos los más adecuados para dar ejemplo de nada. Son muchos los empresarios y dirigentes de la CEOE que estan en la carce o imputados por delitos económicos de corrupción. Limpien primero su casa y dejen que los trabajadores administremos nuestra solidaridad, que de eso si sabemos. Porque lo que ustedes piden no es solidaridad, lo suyo es pretender robarnos nuestros derechos.
Salud, República y Socialismo.