Nadie duda que, para bien o para mal, Podemos está revolucionando la política española. Sin ser detractor de esta nueva fuerza política, a mí hay elementos que no me gustan y que creo que están ya superados por otra fuerza política.
Lo primero que no me gusta es su sistema de elección, un sistema de listas abiertas mayoritarias. El problema que tienen las listas abiertas mayoritarias es que marginan a las minorías. La lista propuesta por Pablo Iglesias obtuvo en torno al 80% de los votos y copó todos los puestos de la dirección, dejando fuera de ella a ese 20% que votó otras opciones. Lo que a mi me gustan son las listas proporcionales que permiten que estén representadas en los órganos todas las opciones, sean mayoritarias o minoritarias. Las listas abiertas por sistemas mayoritarios no respetan la pluralidad interna de las organizaciones políticas ni la pluralidad de la sociedad en las instituciones publicas.
Con el sistema empleado en Podemos, el PP se hubiera llevado todos los diputados de las circuncisiones donde hubiera sido mayoría. Su mayoría, en el Congreso, no seria absoluta, sería aplastante y las minorías habrían desaparecido. ¿Es eso lo que pretende Podemos para las instituciones representativas? ¿Se imaginan el revuelo que se hubiera montado en los medios de comunicación y en la sociedad si un 20% de las sensibilidades de IU (por ejemplo IU Abierta) se hubiera quedado fuera de los órganos de dirección?
No me gustan las organizaciones que discriminan a las minorías. Podemos permite la doble militancia, se puede estar afiliado a Podemos y a la vez, por ejemplo, a Izquierda Anticapitalista, al igual que en IU. Sin embargo los militantes de Podemos, que tenga doble militancia, no pueden ser elegidos para cargos de dirección. Es decir se establece que hay militantes de primera y de segunda, porque no todos tienen los mismos derechos. ¿Alguien se imagina que los militantes del PCE o de los de Izquierda Abierta no pudieran ser elegidos para los órganos de dirección de IU?
No me gusta la transversalidad ideológica. "No somos de izquierdas ni de derechas", "el conflicto social está entre los de arriba y los de abajo". Yo soy de izquierdas, de la izquierda comunista, y es falso que no exista la lucha de clases. Hasta poderosos multimillonarios como Warren Buffet lo afirman: "la lucha de clases existe y la vamos ganando nosotros".
Las clases existen porque existe una minoría que a través de los medios de producción explota o pretende explotar a la mayoría de la población. Una minoría que a través de sus organizaciones políticas, a las que financia, incrementa la brecha de la desigualdad social. Y este conflicto social se dirime con la confrontación ideológica y por ello es necesario ideologizar a la sociedad. Porque una sociedad desideologizada es una sociedad fácilmente manipulable. Al final el enfrentamiento social se concreta entre una parte de la sociedad que pretende reducir al máximo la desigualdad social (la izquierda política y social) y otra parte que pretende no solo conservar sus privilegios, sin ampliar la brecha de la desigualdad social (la derecha política y social).
No me gusta la calculada indefinición programática ni la calculada ambigüedad ideológica de Podemos . No me gustan las generalidades como respuesta a los problemas de la sociedad y eso no tiene nada que ver con la falta de concreción de un programa electoral. No se puede exigir a Podemos lo que no se exige al resto de las organizaciones políticas. Pero si tener claro cual es el modelo de sociedad que se defiende y como se va a llevar a cabo la transformación de la sociedad. Además ante la coyuntura electoral hay dos opciones. Una, adaptarse a lo que piensa la sociedad transformando la organización en una maquinaria electoral con el fin de llegar al poder a costa de lo que sea y dos, transformar la sociedad de una manera didáctica, a través de la ideología, para así conquistar el poder político.
No vale la ambigüedad calculada. No se puede ser de la izquierda radical, después definirse como socialdemócrata para al final tratar de conquistar la centralidad política. Eso es simplemente oportunismo electoral. No es posible complacer a todos electoralmente, otra cosa es gobernar para la mayoría social. Porque desde la izquierda o la derecha se tienen no solo unos principios economicistas diferentes, sino también unos valores morales, sociales y políticos que nos diferencian (las libertades civiles, la igualdad, los derechos humanos, la separación iglesia/estado, la protección social y un largo etcétera de valores y principios). Todo esto se dirime con el enfrentamiento ideológico derecha/izquierda. Porque entre ese totum revolutum arriba/abajo hay grandes diferencias, no frente, sino entre los de arriba y entre los de abajo. Porque los valores y principios en el seno de cada grupo no son homogéneos, hay grandes diferencias, algunas irreconciliables.
Las conquistas y los derechos de hoy son fruto de las luchas del pasado y esas no se lograron ocupando la centralidad política, se consiguieron mediante el enfrentamiento social, mediante la resolución del conflicto social derecha/izquierda.
Todas estas razones me llevan a considerar que Podemos tiene un déficit democrático e ideológico que no comparto y por eso, y a pesar de sus problemas, mi opción política sigue siendo IU.
Podemos ha tenido la virtud de saber canalizar el descontento social a través de esa fuerza política. Esto ha tenido una primera consecuencia, la ruptura del bipartidismo. Es posible que las mayorías absolutas sean ya cosa del pasado y eso es bueno para la democracia porque obligará a los consensos eliminando las imposiciones partidarias. Por eso, en estos momentos en que es posible dar una alternativa política a las políticas de recortes del bipartidismo, es necesario la convergencia de las fuerzas de la izquierda. Quien se oponga a ello se equivocará y a la larga lo pagará electoralmente, aunque de inmediato pueda obtener importante rédito electoral.
Salud, República y Socialismo.