Dos años sin Marcelino

Hoy se han cumplido dos años sin Marcelino Camacho. Dos años sin un luchador, sin una persona que pasó toda su vida al servicio de los demás. Luchando por las libertades durante la dictadura y por mejorar las condiciones laborales de los trabajadores en democracia.

Marcelino fue un luchador incansable. Desde que se afilió al PCE en 1935 hasta su muerte no hizo otra cosa que luchar. Tras el golpe de estado se unió a las fuerzas republicanas. Fue preso terminada la guerra y sufrió encarcelamiento en Orán. A su vuelta a España comenzó la lucha sindical desde la Perkin. Una lucha que le llevó en numerosas ocasiones a la cárcel, entre ellas por el proceso 2001 en el que fue juzgado una parte de la cúpula dirigente del CC.OO. Elegido diputado por el PCE, fue uno de los impulsores del Estatuto de los trabajadores, lo que le llevó a la dimisión como diputado, por su discrepancia con el PCE al no estar de acuerdo en dar su apoyo a un texto que no compartía.

En CCOO, desde la dirección sindical y fuera de ella siempre estaba dispuesto a aportar sus conocimientos y su experiencia allá donde hiciera falta. No sabía decir que no a participar en cualquier acto al que fuera invitado o solicitado. Siempre estaba dispuesto a dar su colaboración. Fue sobre todo una persona honesta y honrada y siempre fiel a sus convicciones ideológicas. Austero, toda su vida vivió en su pequeño piso de Carabanchel, salvo sus últimos años en los que tuvo que mudarse  por que carecer de ascensor su piso de toda la vida. Un ejemplo en el que deberían mirarse mucho de los políticos actuales.

Si Marcelino viviera, estaría defendiendo y haciendo campaña a favor de la huelga del 14 de noviembre. Estaría levantando su voz contra los recortes sociales del Partido Popular, prestando su discurso para convencer a los indecisos de la necesidad y justeza de una huelga contra los que nos quieren robar el futuro.  Su ejemplo de luchador incansable nos debe servir de acicate  para trabajar con mayor ahínco para que el día 14, los tajos, las fabricas, las oficinas, los transportes y los servicios públicos se queden vacios y las calles se llenen de una marea humana que eche para atrás a un gobierno ilegitimo que solo pretende arruinarnos y arruinar este país.

“¡Ni nos domaron, ni nos doblaron, ni nos van a domesticar!”

El recuerdo de Marcelino nos debe dar fuerzas para triunfar en el huelga del 14N.

Salud, República y Socialismo.