Los fundamentalismos se tocan

Si algo tienen en común las principales religiones monoteístas es su marginación de la mujer  y la consideración de ser ciudadanas de 2ª clase.

Ahora un energúmeno disfrazado de rabino ultraortodoxo,  Zvi Tau, afirma  que "Educar mucho a las mujeres daña la calidad de la vida de la nación". No parece que quien su única ocupación sea la de estudiar sus libros sagrados, haya sido capaz de aprender algo con sentido racional.

Otra de las perlas del fundamentalista judío es "La casa es el hábitat natural de la mujer para la expresión de sus tendencias especiales y no el ámbito de la actividad social. En casa, sin el bullicio es donde una mujer puede vivir su vida plenamente" Aunque eso suena bastante a lo que afirmaban los dirigentes del nacionalcatolicismo español, hace alguna décadas, “la mujer, la pata quebrada y en casa”. No hay gran diferencia entre el pensamiento retrogrado del rabino ultraortodoxo y el pensamiento de la iglesia católica franquista. Como tampoco lo hay con lo que piensan los fundamentalista islámicos actuales. Los fundamentalista islámicos consideran a la mujer  como un simple objeto reproductor cuyo lugar es la casa y sus derechos ninguno.

La clave de todas estas aberraciones esta en la justificación que da el rabino para que la mujer se quede en casa "Es su vocación natural y Dios ha creado en ella las cualidades necesarias y una orientación interior para estos asuntos". Son ellos, los lideres religiosos de la religiones monoteístas, los que se dedican al estudio y la interpretación de sus libros sagrados. Son ellos, los hombres, los que determinan cual debe ser el papel de la mujer en su sociedad religiosa y cual debe ser el castigo para la mujer que se atreva a contradecir sus decisiones. Y además en el nombre de cada uno de sus dioses. Y el castigo puede llegar a ser la muerte y la condenación eterna.

Poco importa el nombre de su dios porque todos tienen una fijación común: la opresión y la marginación de la mujer.

Salud, República y Socialismo