Tal día como hoy, 40 años después de 40 años de dictadura (aunque no fueron 40 años, con esta cifra se simbolizó la duración de la dictadura), moría en la cama el sangriento dictador Francisco Franco.
En este día no hay nada que celebrar ni que conmemorar, al menos cualquier demócrata que se digne, pero si que recordar para no perder la memoria de lo que fue la más sangrienta y terrorífica dictadura sufrida por españoles. Han nacido dos generaciones de españoles/as después de la muerte del dictador. La mejor cura para que no se repita la historia es el conocimiento de saber en que consistió la terrorífica dictadura.
Los que pretenden reescribir la historia ponen en plano de igual responsabilidad al gobierno republicano y los golpistas. Pero eso es la gran mentira, la única responsabilidad es la de los militares golpistas encabezados por Franco que se levantaron contra la legalidad republicana, y que una vez ganada la guerra civil impusieron una sangrienta dictadura que se saldó con 200.000 asesinados y medio millón de exiliados forzosos.
Lo que vino después fue un estado represivo y policial donde las más elementales libertades y derechos civiles fueron suprimidas. Vigilados permanentemente por una policía política y tribunales de excepción, el Tribunal de Orden Público (TOP), que juzgaba y condenada a durísimas penas de cárcel y de muerte a quienes tuvieran la osadía de oponerse a los dictados del dictador. Y además nos impusieron el nacionalcatolicismo, la supremacía de la iglesia católica sobre todos los ámbitos sociales y políticos de la sociedad. Por eso siento tristeza cuando los nuevos políticos menosprecian a los políticos que se jugaron su libertad y su vida por conseguir la libertades democráticas y hacen tabla rasa de todos, llamándoles la casta del 78. Políticos a los que no reconocen que gracias a ellos, los nuevos han alcanzado un nivel educacional y político que les permite hoy estar en política.
Luego vino la otra gran mentira, la democracia nos la regalaron el Borbón padre y Suárez. El Borbón padre solo tuvo el merito de jurar los Principios Fundamentales del Movimiento (fundamentos ideológicos del franquismo) dos días después de la muerte del dictador, para así asegurarse la corona del reino de las Españas. Suárez tampoco nos regaló la democracia, aunque tuviera un papel importante en el proceso de la transición democrática. La democracia vino dada por el esfuerzo previo de muchos militantes progresistas y sobre todo del PCE que se jugaron la libertad y la vida para sentar las bases del futuro estado democrático español. Y sobre todo fueron determinantes las grandes movilizaciones obreras y sociales de los años 1976 y 1977. Unas movilizaciones que fueron aglutinadas por las heroicas y clandestinas Comisiones Obreras. Movilizaciones que fueron posible por la victoria de las Candidaturas Democratizas y Unitarias impulsadas por las Comisiones Obreras en las elecciones sindicales de 1975, sobre todo en las grandes empresas del país. Ese estado de movilización casi permanente de los años 1976 y 1977 fue lo que dio el gran impulso al cambio político en España.
Hoy en cualquier país minimamente democrático estaría prohibido hacer exaltación del franquismo y de Franco como esta prohibido hacer exaltación del nazismo y de Hitler en Alemania o del fascismo y de Mussolini en Italia. Pero nosotros tenemos que ser diferente y permitimos que se hagan cenas en homenaje al dictador. Un país que institucionalmente no ha hecho una condena de la dictadura y su crímenes no es un país serio y comprometido con la libertades democráticas, como tampoco lo es que el partido que nos gobierna siga sin hacer una condena expresa de la dictadura y sus crímenes, y reduzca a papel mojado la ley de Memoria Histórica por dejarla sin medios económicos para su desarrollo.
Mientras no rompamos definitivamente con ese nuestro negro pasado reciente, mientras no restituyamos la dignidad de los asesinados por defender la legalidad republicana y las libertades democráticas, no podremos pasar esa pagina de nuestra historia y reconciliarnos con nosotros mismos.
Salud, República y Socialismo.
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