Ayer el Partido Popular clausuró su conferencia política, que en teoría tenía por objetivo cambiar para poder ganar las próximas elecciones generales. Pero de nuevo se equivocan porque los cambios estéticos no sirven para nada.
El PP debe pensar que con solo cambiar el logo del partido, con dejar una sola gaviota y rodearla con un círculo, les habrá entrado el síndrome Podemos, se va a producir el milagro de los panes y los peces y la ciudadanía llegará a la conclusión de que la regeneración política en el PP se había producido. Pero en realidad lo único que han hecho es un cambio estético para
seguir justiciando sus políticas regresivas. El PP solo pretende cambiar
el continente para mantener el contenido.
No se trata de cambiar un logo, si no de cambiar unas políticas que tanto daño han hecho a la ciudadanía. Tampoco se trata de comunicar mejor, si no de desagraviar y restituir el daño infringido a los ciudadanos más desfavorecidos. Ni se trata de poner caras nuevas de niños pijos que comuniquen bien en las tertulias de las televisiones, si no de eliminar las leyes y reformas que han recortado derechos y libertades a la ciudadanía. El PP solo pretende crear una ficción. En el fondo el problema de PP es que no tienen intención alguna de rectificar.
El PP se siente muy a gusto con lo realizado, porque para ellos los conceptos de justicia social y distribución de riqueza son solo argumentos para utilizar en las campañas electorales y olvidarlos en cuando consiguen el poder. A ellos lo que les pone es la macroeconomía, la economía sin rostro humano, la de los número, la de las estadísticas, sin importarles lo que hay detrás de esos números y estadísticas. A ellos les importa el porcentaje de crecimiento del PIB pero no si ese crecimiento crea distribución de riqueza o acaparación de la misma por los de siempre. Les importa el número de parados pero no la calidad del empleo que se genera o si se generaliza el número de trabajadores en activo que no superan el umbral de la pobreza. Les importa la reducción del déficit público pero no si con ello se destruye el estado del bienestar.
Cambiar significa rectificar y reconocer los errores cometidos. Pero de eso no se ha hablado, solo de comunicar mejor. Ni se rectifican las políticas ni se asumen los errores de su corrupción. Para ellos la corrupción es solo un problema de no haber sabido elegir bien a muchos de sus dirigentes. Unas personas que ya no forman parte de PP, que se han aprovechado de la confianza que depositaron en ellos y del que ellos, el PP, son tan solo victimas de unos delincuentes. Su retroceso electoral no es fruto de la corrupción política generalizada ni de las políticas desarrolladas, si no del daño que esos delincuentes han producido el PP. Por eso solo hay que cambiar la imagen, solo hay que cambiar el modo de comunicar, para comunicar mejor.
Por eso no cambian, por eso continúan haciendo lo mismo y ahora que están cercanas las próximas elecciones generales, no tienen el más mínimo escrúpulo en utilizar el dinero público para intentar seguir haciéndose un lavado de cara. Por eso, ahora adelantan la rebaja fiscal prevista para 2016, porque la economía va bien. En lugar de dedicar esos 1.500 millones en mejorar la calidad de vida de los más desfavorecidos, se utilizan electoralmente para beneficiar a los mas favorecidos. Porque mientra que a los de menor renta les supondrán una rebaja de un 1% a las rentas de más de 100.000 euros les supondrá el 2%. Les importa un bledo que la imposición fiscal en España sea 10 puntos menos que la media de la UE, porque de esta forma tienen la justificación para liquidar el estado del bienestar.
Y pretenden dejar aprobados los presupuestos generales de 2016, para utilizarlos de manera electoral y dejar hipotecadas las políticas del próximo gobierno. Un hecho inédito en la democracia española. Una falta absoluta de respeto hacia la democracia y la decisión de los electores en las urnas. Y para garantizarse el éxito electoral no dudan en intentar modificar la ley electoral para primar aún mas a los partidos mayoritarios, dando un plus de representatividad al primer partido, tal como ocurre en estos momentos en Grecia. Quieren evitar a toda costa que "pactos antinatura" les "roben el gobierno" como ha ocurrido en las municipales y autonómicas. Desprecian la democracia, pretendiendo negar la legitimidad de los sistemas proporcionales, donde el primer partido está legitimado para gobernar tan solo si obtiene la mayoría suficiente de apoyos. Se niegan a reconocer que han sido los ciudadanos con su votos los que han decidido que ellos no merecen seguir gobernando en muchos de los ayuntamientos y comunidades autonomías donde antes lo hacían. Que no son los pactos, si no las políticas antisociales desarrolladas las que les han echado del gobierno de muchas de esas instituciones publicas.
Esa ha sido la farsa de su conferencia política, cambiar lo accesorio para mantener lo fundamental. Pero eso no hace si no hundirles más en su propia mierda. La ciudadanía ya ha tomado conciencia de que es posible culminar el cambio político empezado con las elecciones europeas. Continuado ampliamente con las municipales y autonómicas y sentando las bases para que las próximas generales sea la puntilla que de el golpe de gracia a las políticas de austeridad del Partido Popular. Ya sabemos el camino para conseguirlo, que no es otro que la unidad popular y quien no empuje en esa dirección tendrá la responsabilidad del fracaso y de explicar porque intereses no contribuyó a la misma.
Salud, República y Socialismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario