Cuando no se tiene justificación o cuando las pruebas se hacen tan evidentes, la única solución que les queda a algunos políticos es poner el ventilador. Que la mierda, su mierda, salpique a todos. Eso es lo que piensa María Dolores de Cospedal, Secretaria General del Partido Popular, sobre la corrupción en este país.
Dice Cospedal que "La misma corrupción que puede haber en un partido político, la hay en la sociedad" para concluir que "la corrupción no es patrimonio de nadie sino que lamentablemente es patrimonio de todos". Tal como dice el refrán, "piensa el ladrón que todos son de su condición", la Cospedal, para minimizar la enorme responsabilidad que su partido tiene en materia de corrupción, pretende poner al mismo nivel de corrupción no solo a todos los políticos, sino también al conjunto de la sociedad. Así si todos somos corruptos no hay nada que echarse a la cara los unos a los otros.
Se equivoca, premeditadamente, al decir que la corrupción es patrimonio de todos, porque no hay una generalización de la corrupción pero sí unos más corruptos que otros. Hay algún partido, como el P.P., que tienen a todos sus tesoreros imputados por delitos de financiación ilegal. Hay partidos, como el P.P., que la instrucción judicial ha demostrado que pagan la reestructuración de su sede con dinero negro. Hay algunos partidos, como el P.P., que tienen a muchos de sus dirigentes implicado en las tramas más importantes de corrupción política y financiación ilegal, como la Gürtel, Púnica, Noos, Bárcenas, Brugal, Baltar, Andratx, etc. Hay partido que están inmersos en algún caso de corrupción política y hay partidos, como IU, que su incidencia en la corrupción política es insignificante.
Por tanto la pretendida generalización de la corrupción, de Cospedal y el PP, solo tienen como objetivo intentar diluir las responsabilidades propias, tratando de crear una falsa idea de la generalización de la corrupción par parte de todos los partidos y la sociedad. No hay una generalización de la corrupción. Del mismo modo que no todos los políticos son corruptos, tampoco los ciudadanos son corruptos. De lo contrario, estaríamos viviendo en un estado mafioso, que por suerte no es la realidad. Pero es evidente que hay partidos, como el P.P., que han hecho de la corrupción una trama organizada para financiarse y por otro lado posibilitar el enriquecimiento ilícito de parte de sus dirigentes.
Los ciudadanos de a pie pagamos nuestros impuestos, no nos dejan otra posibilidad, son los poderosos y las grandes fortunas los que tienen capacidad y posibilidad de corromper y ser corrompidos y a los que el PP favorece con amnistías fiscales y posibilidad para practicar evasiones fiscales. Además de eso el PP no solo no persigue esas corrupciones, sino que aprueba reformas fiscales que favorece a estos corruptos.
Dice la Cospedal que España no es el país más corrupto del mundo. Cierto, pero también es cierto que entre los países con un mínimo de estándares democráticos, estamos a la cola. Porque el problema no es solo coexistir con una corrupción sistémica, sino ser permisible con la corrupción al no poner los medios adecuados para luchar contra ella. Cuando se justifica, como hace el P.P., muchos de sus casos de corrupción, cuando se defiende a sus corruptos, hasta que terminan entre rejas y entonces solo son una manzana podrida que ya no pertenecen al partido, se es cómplice de la corrupción.
La corrupción es también una cuestión de actitud. Negarse a la constitución de una comisión parlamentaria que investigue la corrupción en España, no contribuye en nada a la lucha contra la corrupción, no tiene un fin didáctico porque cuando un partido justifica sus casos de corrupción hace que sus votantes vean la corrupción como algo casi normal como ocurre entre muchos de los votantes del P.P. Actitudes como la de la exministra Mato, obligada a dimitir por ser beneficiaria de regalos improcedente e injustificados y posteriormente premiada con un aumento de sueldo al nombrarla vicepresidenta de una comisión del Congreso de los diputados, dice mucho de la actitud del P.P. ante la corrupción política y bien poco de su supuesta lucha contra la corrupción.
Hay que ser inflexible contra la corrupción porque ese dinero que los corruptores desvían hacia los corruptos es dinero que deja de ingresarse en las arcar públicas y no se destina al gasto social del que tan necesitado esta este país, después de la política de recortes sociales desarrollada por el P.P. Cuando en este país sea normal dimitir por hechos como plagiar una parte de una tesis doctoral o por una multa de trafico, entonces Cospedad podrá decir que los estándares contra la corrupción política son comparables al restos de los países de nuestra área, mientras tanto nos queda exigir que los partidos asuman la responsabilidad política de sus corruptos y no defenderlos.
Salud, República y Socialismo.
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