Apología del Franquismo

Según desvela hoy el diario Levante, la Diputación Provincial de Castellón, presidida por el Popular Carlos Fabra imputado en numerosos delitos de urbanismo, editó el pasado año un libro del excoronel José Luis Lapeña Carrasco (1929-2005) en el que cuestiona que el levantamiento militar de Franco fuera un golpe militar.

En el libro presentado por el vicepresidente y diputado de Cultura, Miguel Ángel Mulet, durante la Feria del Libro de Castelló, en mayo de 2008, el excoronel se despacha con numerosas perlas como que “Franco colaboró a partir del 18 de julio de 1936 con las demás fuerzas sublevadas con el fin de dar a España un régimen de justicia, paz, orden y armonía para todos los españoles" o lo mas grave “la guerra no fue un golpe militar al estilo de los del siglo XIX, sino que se trató un conflicto entre dos partes "con ideas distintas e irreconciliables". En la zona "nacional", prevaleció "la visión del mundo de la clase media española, con sus valores y con sus defectos"; en la "republicana", se intentó "de cara al exterior disimular una mercancía anarquista, sindicalista o comunista, claramente proletaria, con la bandera de un liberalismo burgués, tranquilo y europeo, que conseguirá engañar durante algún tiempo a muchos ingenuos".

Y en un salto al vacío este defensor del golpismo y la dictadura fascista afirma que “Si el alzamiento "nacional" no fue un golpe militar, sí que lo fue, en cambio, lo que se produjo tras la victoria del Frente Popular en las elecciones del 16 de febrero de 1936. Este triunfo "había dado a trabajadores, parados y revolucionarios, una patente de impunidad alejada de todo principio de orden y autoridad". El Gobierno salido de las urnas, insiste, no hizo "otra cosa que ceder constantemente, ante el empuje revolucionario", que quiso "imponerse y dominar toda España". "Era un auténtico golpe de Estado" que tenía como modelo la revolución rusa.

Como no podía ser de otra manera el excoronel legitima sus teorías sobre el golpe de estado franquista con el argumento de que fue apoyado por el entonces Papa Pío XI, cosa nada extraña si tenemos en cuenta que este papa fue cómplice de las dictaduras fascista y nazi de Italia y Alemania.

Evidentemente cada cual puede versionar la historia como le venga en gana y un colaborador de la dictadura es lógico que lo haga defendiendo y argumentando lo indefendible, pero lo que resulta vergonzante es que desde una institución democrática se haga apología del fascismo y que con dinero público se editen libelos que intenten justificar echos que la historia ya ha sancionado en sentido contrario. A estas alturas seguir queriendo justificar el golpe de estado de 1936 es simplemente hacer apología del fascismo que debería estar tipificado como delito al igual que lo es la apología del terrorismo.

Pero claro que se puede esperar cuando, desde el Partido Popular, no ha habido aún una condena expresa del golpe de estado y se justifican con el simplista argumento de que mejor no menearlo y por otro lado desde el PSOE se articula una ley de Recuperación de la Memoria Histórica a todas luces insuficiente y que no tienen la voluntad política de desarrollar adecuadamente. Lo que sucede en la Diputación de Castellón es simplemente el reflejo de la actitud contraria del P.P. y las contradicciones del PSOE con respecto a la defensa de la legalidad republicana y sus defensores.

Salud, República y Socialismo.