domingo, 13 de febrero de 2011

Ahora a por los salarios

13 de febrero de 2011

Los responsables de la crisis económica y sus mamporreros de los gobiernos de la UE están empañados no solo en que la crisis la paguen los más débiles sino en que el estado del bienestar desaparezca.  

En España ya han conseguido implantar una reforma laboral  que solo añade más precariedad al empleo, facilita el despido y la abarata; así como una reforma de las pensiones publicas que endurece las condiciones de acceso ala jubilación, eleva hasta los 67 años la edad de la jubilación y devalúa el importe de las pensiones. No conformes con esto bajo la excusa de la competitividad, la canciller alemana Angela Merkel,  pone nuevos deberes en nombre de los mercados: cambiar el sistema de actualización de los salarios eliminando la referencia al IPC y sustituyéndola por la de la productividad de las empresas.

Con esto lo único que se pretende es reducir aún más los costes productividadsalariales, con la excusa de esto hará que nuestra economía sea más competitiva. Es un error y la mejor prueba de ello es que si fuera cierta esa tesis España sería el país más competitivo de la la UE. El salario medio en España es de 21.500 € mientras que en el Reino Unido, Alemania y Holanda superan los 40.000, casi el doble. A la vez el salario medio en España es un 20% inferior al salario medio de la UE.

Ser competitivo tiene poco que ver con la calidad de los salarios. Ser competitivo tiene más que ver con el uso de tecnologías avanzadas, de métodos modernos de gestión, innovación en los procesos de producción, inversión en el aprendizaje y la formación y unas relaciones laborales que sean ajenas a la precariedad laboral. Factores que no son habituales en la mayoría de las empresa españolas, pero por el contrario son de uso común en aquellos países que tienen una productividad y competitividad superior a la nuestra. Por eso Reino Unido, Alemania y Holanda son más competitivos que España.Tratar de ser más competitivo reduciendo los salarios no es el camino a seguir, por otra razón añadida: la reducción de costes salariales generalmente no se aplica a la reducción de  los costes de producción sino a incrementar los beneficios empresariales.

La evolución de los salarios tiene que estar ligada a la inflación y a la productividad, como ya se viene haciendo en algunas empresas en España. No se puede dejar la evolución de los salarios solo en función de la evolución de la productividad porque no es un elemento sobre el que los trabajadores podamos incidir ni controlar y sobre el que no existe ni tan siquiera una estadística fiable que pueda cuantificar de manera objetiva su evolución.

Los salarios tienen que mantener el poder de compra, porque de lo contrario se pueden llegar a deteriorar de tal manera que ya no cumplan ni su función social. ¿Porque han de ser los salarios los que no se actualicen con la inflación mientras que el resto de los productos y servicios si lo hacen? ¿Acaso las compañías de transporte no revisan sus tarifas en función de la evolución de los precios de los combustibles? Los trabajadores no tenemos ningún control sobre la evolución de la inflación, en la mayoría de los casos influenciada por las acciones erróneas de los gobiernos o por acciones especulativas frente a las materias primas alimenticias o el petróleo. Por lo tanto no tenemos que ser los que paguemos las consecuencias de esas acciones. Es más las clausulas de revisión salarial se activan una vez conocido el dato del IPC, por lo que el incremento pactado no ha tenido nada que ver en ese incremento del IPC.

Pero además también debemos ser participes de los incrementos de productividad que se producen en nuestras empresas. Los incrementos de productividad no son debidos exclusivamente  al uso de mejores tecnologías o métodos de producción, sino también por el buen desempeño de esas tecnologías por parte de los trabajadores, por lo que no solo  el propietario de esas tecnologías debe beneficiarse del incremento de la plusvalía que produce los incrementos de productividad, sino quienes aportan sus conocimientos y habilidades para el buen funcionamiento de ellas: los trabajadores.

Estamos ante un nuevo intento de hacer que la crisis la paguemos los trabajadores, ahora atacando los salarios con la excusa de incrementar la competitividad de nuestra economía. Ni tienen razón ni es el camino adecuado, pero como siempre va a depende de la actitud que los trabajadores tomemos ante este nuevo problema que presentan.

Salud, República y Socialismo.

3 comentarios:

METAL dijo...

Me quedo con la frase: "Ser competitivo tiene poco que ver con la calidad de los salarios. Ser competitivo tiene más que ver con el uso de tecnologías avanzadas, de métodos modernos de gestión, innovación en los procesos de producción, inversión en el aprendizaje y la formación y unas relaciones laborales que sean ajenas a la precariedad laboral.".
Todas estas injusticias que bien describes sin unos sindicatos libres de amancebamiento resultan imposibles de erradicar.
Un saludo.

RGAlmazán dijo...

Pues sí, por ahí van estos tipos. Esperemos que los sindicatos no claudiquen, sería el final del Estado del Bienestar (y ya queda poco).
Las 30 empresas más importante del IBEX han tenido un beneficio de más del 16% sobre el año anterior, no sé por qué no empiezan por subir los sueldo esa cantidad.
No, no se puede ceder. Los trabajadores no entran en las decisiones de las empresas, las decisiones negativas no tienen porque pagarlas. y el ipc es el índice con que sube todo, así es que no es una subida de sueldo, sino una actualización.

Salud y República

Moral y Política dijo...

La mejora de la competitividad y la productiva precisa de otros ingredientes y no solo de de los costes salariales.

Hay algo mas en todo eso, significará tambien que hay que ponerse a repensar los modelos sindicales. El sindicalismo, tal como lo conocemos, a partir de ese momento solo podrá llevarse a cabo en la administración y en las empresas de un determinado número de trabajadores, de 200 para arriba.

Hay otra cuestión, el paquete global que presenta Merkel insiste no solo en eso, sino en una homogeneización fiscal. seguro que por ahí no pasa nuestro empresariado y estoy seguro, de que esto último es lo que hace que la posición española sea calificada actualmente por Alemania de "ambigua"

saludos,

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