domingo, 27 de septiembre de 2020

Madrid caos pandémico

Madrid se ha convertido en un caos pandémico. En el foco más importante de la expansión de la 2ª fase de la pandemia. Y lo que es peor, parece que la situación está descontrolada porque nadie la controla.

No hace falta ser experto de nada para darse cuenta que la situación epidemiológica de Madrid es insostenible. En la última semana se han producido 27.662 nuevos contagios, 340 fallecidos, 2.672 hospitalizados y 250 ingresos en UCI. Madrid tiene una tasa de positividad de PRC del 21,9%, casi el doble que todo el estado y una incidencia acumulada por cada 100.000 habitantes en los últimos 14 días de 721,73 casi el triple de la media nacional. (Datos elaborados a partir de los informes de la CAM y el Ministerio de Sanidad).

Y con estos terribles datos el gobierno de la CAM continua parcheando

con medidas que todos los expertos médicos y científicos consideran insuficientes. Y ante la propuesta del Ministerio de Sanidad de confinar Madrid y todas las poblaciones que tengan una IA superior a 500, la respuesta de la muñeca diabólica es que se haga también en el resto de las comunidades autónomas y se realicen PCRs en Barajas, en el AVE y en otros viajes por tren. Porque parece que la saturación del Metro y el transporte público madrileño no tienen incidencia los contagios. Cuando se es la peor región europea en la lucha contra la pandemia, la primera preocupación es conseguir no ser los poseedores de tan terrible ranking.

Madrid no necesita paños calientes, necesita un tratamiento de choque que frene y reduzca las terribles cifras que padece y que son consecuencia de la dejadez, abandono y desidia que ha tenido el gobierno de la CAM en la lucha contra la pandemia. Sobre todo en lo que atañe al incumplimiento de los compromisos adquiridos en materia de fortalecimiento de la Atención Primaria y la contratación de rastreadores. Todo esto se puede reducir al premeditado ataque a la sanidad pública realizado por los gobiernos del Partido Popular desde hace más de 20 años. Del concepto que tiene de ella el PP, reducirla a la mínima expresión para favorecer a la sanidad privada.

La situación que padece Madrid no puede prolongarse más. Si la CAM no actúa con firmeza y premura debe ser intervenida por el Gobierno. El Ministerio de Sanidad debe asumir la gestión de la lucha contra la pandemia en Madrid para evitar este aquelarre de contagios, hospitalizaciones, UCIs y fallecidos que aumenta día tras día.

Salud, República y Socialismo.

lunes, 21 de septiembre de 2020

Entre el buenismo y la incompetencia negligente y criminal

Llevo diciendo, desde el inicio de la desescalada que lo peor que se puede hacer en política es practicar el buenismo. El tiempo me está dando a razón. Porque si no eres firme y contundente con tus principios, el contrario piensa que es debilidad y te come el terreno.

Desde el inicio de la desescalada hubo comunidades autónomas trileras que empezaron a ocultar y/o mentir sobre los datos de su situación real con el único objetivo de pasar rápidamente de fase y lo que es peor se comenzaron a incumplir los compromisos adquiridos para poder pasar de una fase a otra. Ese fue el gran error e irresponsabilidad del gobierno de progreso, no ser firme y contundente con las comunidades incumplidoras.


El gobierno de progreso no debió haber permitido ningún pase de fase si no estaba garantizado que las comunidades habían cumplido con sus compromisos de reforzar la Atención Primaria y contratado los necesario rastreadores según los criterios de la OMS. Porque al final esos incumplimientos los estamos pagando los ciudadanos. Ellos pusieron el buenismo y los incumplimientos y nosotros los contagiados, los hospitalizados, los ingresados en las UCI’s y los fallecidos. De aquellos polvos tenemos ahora estos trágicos lodos.

Y si alguna comunidad se destacó en los incumplimientos ha sido la de Madrid. No solo no se contrataron los necesarios rastreadores, ni se reforzó la Atención Primaria, sino que se ha disminuido el número de los sanitarios de los mismos llegando a cerrar numerosos centros de salud dejando desatendidos a cientos y cientos de miles de madrileños. Y después de 119.429 contagiados, 10.359 ingresados, 935 pacientes UCI y 901 fallecidos más, desde la nueva normalidad, (datos de los informes COVID19 de la CAM) la muñeca diabólica se dio cuenta, sin reconocerlo, -la culpa es de Sánchez- del caos en que había convertido la Comunidad de Madrid por sus criminales incumplimientos.

Pero frente al buenismo siguen sacando pecho y la Presidenta continúa denunciando “el abandono en que el Gobierno mantiene a Madrid” y el Fracasado falseando que "las pandemias son responsabilidad exclusiva del Estado” y para rematar la jugada el Consejero de Sanidad apuntilla que «La estrategia del Gobierno es que Madrid claudique y pida el estado de alarma».

La realidad es que la Comunidad de Madrid es la que más presionó para que se les devolviera la gestión de las competencias de Sanidad, llegando a denunciar ante los tribunales al Gobierno por ese motivo. Y a partir de ahí su gestión se limitó a ver expandirse el COVID19. Y el buenísimo se limitó a ver como crecían las cifras de la pandemia sin intervenir en Madrid, mientras que el ministro Illa respaldaba la gestión de la lucha contra la pandemia en Madrid. Y todos se olvidaron que los ciudadanos tenemos derecho a saber como se está gestionando la defensa de nuestra salud y si se están cumpliendo o no los compromisos adquiridos para cumplir ese objetivo. Y si no se cumplen, el estado, como órgano superior, tiene la obligación de exigir el cumplimiento y poner las medidas para llevarlas a cabo.

Y ahora llegaron los confinamientos selectivos y discriminatorios como única medida para reducir los efectos de la pandemia. Porque seguimos en lo mismo. Los esfuerzos los ponen los ciudadanos y de manera discriminatoria. Porque la tasa de Incidencia Acumulada se ha usado para incluir o no, de manera arbitraria, a unas u otras zonas de sanidad. En función de la afinidad política. Y porque los compromisos de reforzar la Atención Primaria y la contratación de los rastreadores, ni están ni se les esperan, así como tampoco el profesorado prometido para evitar la masificación en las aulas.

Entre la incompetencia negligente y criminal de la Presidenta de la Comunidad de Madrid, principal responsable del caos pandémico, y el buenismo del gobierno, estamos apañados los madrileños.

Salud, República y Socialismo

lunes, 14 de septiembre de 2020

Hoy se han cumplido 6 meses desde la declaración del estado de alarma que acabó con el periodo de indecisión del gobierno ante el avance de la pandemia en España.

Es verdad que criticar algo a toro pasado no es de ser muy listo, aunque creo que nos hubiéramos evitado muchas desgracias si se hubiera actuado con mayor diligencia. 6 meses después estamos de nuevo luchando por controlar de manera efectiva una pandemia que se nos ha puesto cuesta arriba.
Los errores de la primera fase, hasta el fin del estado de alarma, pueden ser comprensibles y perdonables. Los de ahora no. Es cierto que el gobierno de progreso ha tenido que luchar no solo contra la pandemia sino también contra una oposición de derechas desleal  y que lo único que le importaba era obtener rédito político de la pandemia y de sus nefastas consecuencias. Han sido desleales, no solo al gobierno sino a los españoles, hipócritas y cínicos porque han criticado lo uno y su contrario. Durante el estado de alarma acusaban de invasión de competencia de la Comunidades autónomas y de recortar derechos y libertades fundamentales. En la nueva normalidad, con la gestión de todas las competencia en manos de la Comunidades Autónomas, critican al Gobierno de progreso de lo contrario, de no intervenir en la gestión de la lucha contra el COVID19.
El estado de alarma no acabó con la pandemia pero si la puso, creo, que bajo control.
Los datos así lo afirman el 22 de junio, inicio de la nueva normalidad, hubo 232 contagios, una incidencia acumulada (IA) por 100.000 habitantes de 3,87, 9 ingresos hospitalarios, 1 ingreso en UCI y cero muertos. Hoy la situación es bien distinta 12.186 contagios (con el condicionante de que hoy se hacen muchísimos más PCRs), un IA de 113,04, 505 hospitalizaciones, 27 ingresos en UCI y 48 fallecidos.
¿Y como hemos llegado a esta situación? En mi inexperta opinión, como consecuencia del incumplimiento de los compromisos adquiridos por las Comunidades Autónomas en materia de potenciación de la Atención Primaria y de la contratación de los necesarios rastreadores para seguir la trazabilidad del COVID19. Se ha primado mas, por la Comunidades Autónomas, el ahorro que la salud y la vida de sus ciudadanos.
Se les llenó la boca a las Comunidades Autónomas de exigir el control de la pandemia en sus respectivos ámbitos, porque ellos, desde la cercanía, sabrían gestionar mejor que el gobierno de progreso. La realidad les ha puesto, salvo excepciones, frente a sus propias contradicciones. Una de esas excepciones es Asturias. Allí se potenció la Atención Primaria y se dispuso desde el inicio del número necesario de rastreadores. Hoy tiene los mejores datos de control de la pandemia de toda España.
Pero el gobierno de progreso también, en mi inexperta opinión, tiene alguna, mejor dicho una, responsabilidad en el estado actual de la pandemia en España. Esa responsabilidad es el haber permitido que las Comunidades Autónomas hicieran de su capa un sayo con sus compromisos durante la desescalada y en la nueva normalidad. No se puede ir practicando el buenismo con quienes sistemáticamente incumplen sus compromisos. Durante la desescalada se les permitió a la mayoría de las Comunidades Autónomas que pasaran de fase sin que hubieran cumplido sus compromisos de reforzar la Atención Primaria y de contratar los rastreadores necesarios según los baremos de la OMS. Y ello para no tener conflicto con la comunidades incumplidoras. Se llegó a la nueva normalidad y el desmadre de incumplimientos se convirtió en un aquelarre. Todo por no perturbar la paz con los incumplidores. Consecuencia, el desastre de gestión lo hemos pagado la ciudadanía poniendo los contagiados, los hospitalizados y los muertos.
La ciudadanía tenemos el derecho a saber, fehacientemente, quien cumple y quien no cumple con sus compromisos de garantizar la salud y la vida de los ciudadanos y el gobierno de progreso la obligación de exigírselo a los incumplidores y si para saberlo se tiene enfrentar ellos, pues que lo haga.
La última gota del buenismo inexplicable, son las declaraciones del ministro Illa, que a mí me merece todos los respetos, recogidas en Público.es afirmando que “las medidas que se han tomado (en Madrid) son las correctas”. Respaldando con ello al gobierno de Madrid en la gestión de la pandemia.
Hoy después de 6 meses de la declaración del estado de alarma algunos tenemos la sensación de que todo se deja a la esperanza de que pronto haya una vacuna eficaz y de esta manera se pueda parar la pandemia.
Esperemos que de una u otra manera la situación mejore más pronto que tarde porque la cosa no está para bromas.

PD.
La autocrítica es un valor fundamental en la izquierda. De nada vale criticar a los demás si en un momento determinado no reconocemos nuestros errores por una falta de autocrítica.

Salud, República y Socialismo.

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