23 de febrero de 2011
Hoy se han cumplido 30 años del intento de golpe de estado dirigido por Tejero, Armada y Milán del Bosh. 30 años en los que el fantasma golpista parece que se ha esfumado.
Yo siempre recuerdo del 23-F dos imágenes personales. La primera la reunión del Consejo Sindical de Telefónica, creo que estábamos discutiendo la evolución de la negociación colectiva en le empresa. Recuerdo que a eso de las 7 de la tarde entra una persona comunicando que había habido un incidente en el Congreso de los Diputados pero que siguiéramos con nuestra reunión y al poco rato vuelve a entrar de nuevo para comunicarnos que se había confirmado que un grupo de guardia civiles había tomado el Congreso en un intento de golpe de estado. Nos pidieron que desalojáramos el sindicato y que esa noche tomáramos precauciones.
La segunda, las horas pasadas en la noche del 24 de febrero en la plaza de Neptuno viendo el Congreso acordonado por la policía. Yo militaba en el PCE y nos dieron la consigna de concentrarnos allí. La verdad es que la respuesta a la consigna fue escasa. No éramos muchos los que militantes o no acudimos allí, para hacer no se sabía que. Y allí pasamos horas escuchando por la radio la evolución de la intentona golpista, leyendo las ediciones especiales del El País y finalmente oyendo el discurso del Borbón. Después del discurso la opinión generalizada entre los congregados en la plaza de Neptuno era que la situación estaba más o menos controlada y que solo era cuestión de horas la certificación del fracaso total de la intentona. Poco a poco nos volvimos a casa.
Dicen que nunca ha quedado claro la implicación o no del Borbón en la intentona golpista o al menos el conocimiento de la misma. Lo que si ha estado claro es su participación en el intento de derribo de Suarez y su apuesta por sustituirle por un gobierno de concentración nacional presidido por un militar, probablemente el general Armada.
Durante 1979 ETA había asesinado a 76 personas, el segundo año mas luctuoso de la historia de ETA, el estado de las autonomías avanzaba, y la conflictividad social era alta. Una parte importante de UCD recelaba de la política desarrollada por Suarez, el propio Borbón había perdido la confianza en él y en los cuarteles el ruido de sables era evidente, los asesinatos de ETA y la “ruptura de España” hacían mella en un ejercito que era todavía herencia del franquismo. Esta delicada situación política auspició entre una gran parte de los diputados de UCD y de la oposición parlamentaria, fundamentalmente del PSOE, el convencimiento de propiciar un gobierno de concentración nacional a cuyo frente estaría un militar. Y este plan contaba con el beneplácito del Borbón. Pero la dimisión de Suarez frustró estos planes y la elección de Calvo Sotelo como candidato a la Presidencia del Gobierno en el Congreso extraordinario de UCD, desencadenó la intentona golpista que llevaba meses preparándose.
Siempre quedará la duda de lo que hubiera pasado si el golpe finalmente hubiera triunfado, pero lo cierto es que su fracaso no fue a causa de la acción de la ciudadanía. La ciudadanía se fue esa noche a dormir a su casa más o menos temerosa, escuchando la evolución de la intentona desde la TV o el transistor. No se si el fracaso se debió a la intervención del Borbón o a la chapucera y defectuosa preparación de la intentona que llevó a que la mayoría de los altos militares no se sumaran. Lo cierto es que ni los partidos políticos, cuyos máximos dirigentes estaban retenido en el Congreso, ni las organizaciones sindicales o sociales, no supieron o no pudieron dar una respuesta a una intentona golpista que de haber triunfado nos hubiera devuelto a la larga noche del fascismo.
Hoy 30 años después el 23-F se ve como un mal sueño que tuvo un buen despertar. Vivimos en una sociedad en la que a pesar de las dificultades sociales producidas por la crisis económica, el sistema democrático esta consolidado y no existe peligro alguno de involución democrática. Es cierto que existe un déficit democrático pero es más producto de los intereses partidarios de los grandes partidos que de un sentimiento antidemocrático de una parte de la sociedad.
Pero no podemos olvidar lo sucedido el 23-F, hay que recordarlo y darlo a conocer a nuestro jóvenes para que aprendan el verdadero valor de la palabra democracia, para que sepan que el poder militar esta supedito a la sociedad civil y para que en definitiva no permitan que nunca más suceda un nuevo 23-F.
Salud, República y Socialismo.
7 comentarios:
Alguna vez sabremos qué pasó en realidad. Dejaremos la versión oficial para penetrar en los hechos reales.
Un mal día que tuvo muchos protagonistas y que pudo terminar con la decisión y voluntad de todo un pueblo.
Besos
Te dejo un saludo Antonio, no tengo muchos ánimos.
Recuerdo que había salido de dar clase y que llegué a casa y mi padre estaba muy nervioso(militaba en el PCE).Cuando,por la radio oímos la voz de Pujol nos tranquilizo hasta que salió el monarca.
Noche interminable en la que el pellejo no sabiamos donde iría a parar.
Estoy con Carmen.Pienso que aún no sabemos todo lo ocurrido verdaderamente.
¡Salud y República!
hOLA,
Creo que la verdad ya nunca la sabremos.
Ese día nos jugamos mucho.
Antonio, nosotros seremos la memoria histórica constante, mientras podamos, hasta que se sepa toda la verdad. La menos importante no es la de saber hasta qué punto, de hecho, el golpe triunfó en parte. Un abrazo!
Recuerdo 18 años, mucho transistor en casa y un amigo que en esos dias entraba en la mili y que andaba acojonaito,y ahora 30 años despues pensando,quizas paso lo que realmente querian que pasara,saludos Antonio
Estoy contigo, no hay que olvidar, sólo así sabremos la suerte que tenemos por vivir en un país democratico.
Un abrazo
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