martes, 10 de febrero de 2015

Yo no renuncio a mis principios

Parece como si ahora lo políticamente correcto sea conseguir el poder bajo cualquier precio. El poder como fin y no como medio para conseguir un objetivo. Eso nos lleva a devaluar el valor de los principios.

Yo afirmo que los principios son necesarios, sino los valores de las personas tenderían a ser idénticos. Los principios son los que han motivado los cambios mas importantes en la sociedad, a través de ellos las sociedades ha ido evolucionando desde el esclavismo y las dictaduras a las sociedades de personas libres y con derechos.

Los principios de Nelson Mandela consiguieron derrumbar el sistema de segregación racial en Sudáfrica. Los principios hicieron que una mujer negra se negara a levantarse del asiento reservado a los blancos y se avanzara en los derechos civiles de la minoría negra de EE.UU. Los principios de muchos trabajadores a comienzo de el siglo XX hicieron que se redujera la jornada laboral a 8 horas. Los principios en definitiva están detrás de cada una de las conquistas sociales realizadas por las personas más desfavorecidas.

Recientemente Siryza ha llegado al poder sin necesidad de renunciar a sus principios, sino sustentándose en ellos. Con principios se puede pasar de un 4% de respaldo electoral a un 36% y tomar el poder con plena legitimidad. Los principios sirven para convencer a la sociedad de que nuestras propuestas son mejores que las de los demás. La obligación de una organización política no es adaptarse a la cambiante opinión de la sociedad, sino con actitud didáctica convencerla para poder llevar a cabo nuestro proyecto político.

Dejarse los principios en el baúl de los recuerdos y tratar de ganar elecciones contentando a tirios y troyanos no es coherente, es simplemente oportunismo político y además es pan para hoy y hambre para mañana. La desilusión del electorado no tardará en producirse, llegará en cuanto no se puedan conjugar los intereses confrontados de esa mayoría social heterogénea.

Yo no quiero ser 12%, quiero ser mayoría social, pero sin renunciar a mis principios. Paso a paso, convenciendo a la ciudadanía con mis propuestas, con mi actitud y mi compromiso social con los grandes y pequeños problemas sociales. Es la única manera de asentar una mayoría social fuerte y solida que no se desmorone a las primeras de cambio. El poder no es un objetivo, sino un medio para conseguir el bienestar social de la ciudadanía. Cuando se convierte en un objetivo, los verdaderos objetivos se diluyen y después para conservar el poder se puede llegar a justificar cualquier barbaridad. Para llegar al poder el PSOE renunció a sus principios marxistas y ahora están donde están.

Yo soy marxista, de los Carlos, no de los de Groucho. Por eso no me sirve aquello de "Estos son mis principios. Si no le gustan tengo otros." Y por eso yo no renuncio a mis principios aunque a veces  el oportunismo se lleve por delante mi trabajo de años.

Salud, República y Socialismo.

1 comentario:

Antonio Rodriguez dijo...

Que va, María. Hay mucha gente con principios, el problema es que últimamente parece que está de moda el oportunismo.

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