No conocía el aeropuerto de Tempelhof en persona, solo a través de fotografías y los comentarios de alguna web. Por esta razón tenía curiosidad en saber realmente como es dicho aeropuerto. Hoy lo he visitado.
Lo primero que encuentras cuando sales de la estación del metro de Platz der Lufbrüche (Plaza del Puente Aéreo) es la plaza de dicho nombre y en un extremo el monumento a los Héroes del Puente Aéreo, un monolito en cuya base están escritos los nombres de todas las tripulaciones que hicieron posible la ruptura del bloqueo de Berlín Oeste, entre junio de 1948 y mayo de 1949. Y enfrente la terminal de aeropuerto de Tempelhof.
Un enorme edificio, el mas grande construido en Alemania y el tercero en el mundo, aparece con su estética nacionalsocialista, aunque no fuera construido por los nazis; semejante a la mayoría de los grandes edificios oficiales construidos por la dictadura franquista. Delante del edificio, un aparcamiento vacío lo que ya denota que su actividad está bajo mínimos.
Cuanto entro en la terminal me acordé de lo escrito en la anterior crónica: “cuando uno atraviesa la entrada del aeropuerto de Tempelhof se tiene la sensación de viajar en el tiempo”, y se me vino a la mente la imagen de la película “Los Intocables” en una de las últimas escenas cuando George Stone (Andy Garcia) agarra el carrito de niño en las escaleras de la estación del tren, aunque en esta ocasión sin personas. Porque eso es lo que se ve, mostradores de facturación vacíos, tiendas de souvenir y oficinas de las operadoras aéreas vacías y nostálgicos o curiosos, como yo, haciendo fotos. Solamente unos cuantos pasajeros esperando facturar.
Más que una terminal de aeropuerto parece una sala de exposiciones, con una exposición de fotografía, motores de aviones, otra exposición sobre Tempelhof y el futuro desarrollo del aeropuerto de Schönefeld y un par de maquetas de aviones.
Cuando sales de nuevo a la calle y paseas a lo largo de la valla metálica del aeropuerto te das cuentas que el final de las pistas de aterrizaje están a menos de doscientos metros de las primeras edificaciones, al otro lado de la calle. Y comparas esta situación con la de los vecinos de San Fernando y Coslada en Madrid, por su proximidad al aeropuerto de Barajas y comprendes el porque mucha gente opina que el aeropuerto debe cerrarse.
Comprendo que para los ciudadanos que vivieron en el Berlín Oeste durante el bloqueo y la división de Berlín, este aeropuerto esté cargado de simbolismo, pero su cierre, que no su demolición, es hoy una necesidad. No se puede mantener abierto un aeropuerto que no utilizan ni mil personal diarias, cuando ese tráfico puede ser absorbido fácilmente por cualquiera de los otros dos aeropuertos berlineses, y que tiene una perdidas de más de 10 millones de euros al año. La posición de la CDU y Los Liberales solo se entiende desde una posición de oportunismo político, para tratar de socavar el gobierno de izquierdas del Ayuntamiento de Berlín.
Aunque no me gustaría que la próxima vez que vuelva a Berlín, se haya decidido el cierre del aeropuerto y que los especuladores y oportunistas estén, como buitres, sobrevolando por Tempelhof en lugar de los aviones. Tempelhof merece otro destino.
Salud, República y Socialismo.
2 comentarios:
Tú lo has apuntado: ¿no podría convertirse este fabuloso edificio en un museo?...
Entiendo lo que dices de que no pueda seguir funcionando como aeropuerto, pero también creo que las autoridades deberían respetar el alto valor simbólico e histórico de este emplazamiento.
Otro saludo,
Ese parece ser el objetivo del Alcalde Socialdemocrata de Berlin, pero es que tantos millones de metros cuadrados en el centro de Berlín son tan golosos.
Salud, República y Socialismo
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