jueves, 8 de mayo de 2008

Crónicas Berlinesas 1

Algo que ha pasado prácticamente desapercibido en España, ha sido objeto de polémica durante un tiempo y finalmente sometido a referéndum el 27 de abril de 2008. Me estoy refiriendo al destino de aeropuerto berlinés de Tempelhof.

Berlín dispone actualmente de tres aeropuertos, el de Tempelhof, situado en el centro de la ciudad, es como sin en Madrid existiera un aeropuerto en la zona de Moratalaz; el de Tegel, situado en el oeste de la ciudad y también relativamente céntrico y el de Schönefeld situado al sur de la ciudad. Este último es el menos céntrico de todos. Está previsto que a partir de 2011 toda la navegación aérea de la región Berlin-Brandenburgo se concentre en el nuevo aeropuerto internacional BBI (Berlin Brandenburg International), o lo que es lo mismo: la ampliación del aeropuerto de Schönefeld.

Un poco de historia.

El aeropuerto de Tempelhof es un pedazo de la historia de Alemania, es el lugar de nacimiento de la aviación alemana. Fue construido en 1909 y explotado a partir de 1923. Fue el aeropuerto desde donde despegaron los famosos Zeppelín. El valor del aeropuerto tiene un gran contenido sentimental para una parte de los berlineses. Fue el símbolo de la libertad de Berlín, ya que desde este aeropuerto se pudo romper el bloqueo a que fue sometida la parte Oeste de la ciudad entre junio de 1948 y mayo de 1949.

Pero el desarrollo de Berlín ha dejado a este aeropuerto prácticamente en el centro de la ciudad, lo que ha impedido su ampliación (Tiene una sola pista de 1,2 km. insuficiente para la mayoría de las grandes aeronaves). Por ello, a él no pueden llegar los modernos aviones, con lo que ha pasado a ser utilizado casi exclusivamente por políticos, famosos y gente adinerada, que con frecuencia vuela con sus jets privados, como denuncian los opositores. La sala de facturación se encuentra casi siempre desierta.

De los 20 millones de pasajeros que llegaron y salieron desde Berlín en 2007, solo 350.000 lo hacieron desde Tempelhof. Su oferta de vuelos se reduce solo a vuelos regionales. A ello hay que añadir el perjuicio por contaminación sonora a la población cercana al aeropuerto.

Aunque todavía no existe un plan de futuro para el aeropuerto, todos son conscientes de que el edificio, que alberga entre otros un gimnasio del ejército estadounidense, un archivo sobre el aeropuerto, un antiguo departamento de los servicios secretos estadounidenses y un búnker en el que los nazis quemaron sus documentos antes de perder la Segunda Guerra Mundial, es una joya histórica con un incalculable potencial.

El aeropuerto de Tempelhof tiene sobre todo un valor sentimental. Es el mayor edificio construido en Alemania y el tercero del mundo y se hizo especialmente famoso al protagonizar la mayor acción humanitaria de la historia: gracias a él, los aviones británicos y estadounidenses pudieron abastecer a la parte occidental del Berlín dividido.

Esa es la verdadera importancia del funcionamiento de Tempelhof, su simbolismo, porque cuando uno atraviesa la entrada del aeropuerto de Tempelhof en Luftbrückeplatz, se tiene la sensación de viajar en el tiempo. Algo que suele pasar en Berlín con alarmante frecuencia. Un escenario fantasmagórico. De película de espionaje de los años 50. De James Bond. Gabardinas, vigilantes, personal de mantenimiento, policías. Sensación de atrezzo, de irrealidad. Con una quietud inusual; un silencio precavido, ensordecedor, sepulcral. Como si estuviera a punto de iniciarse un tiroteo.

El referéndum.

Aunque en principio estaba previsto haber cerrado el aeropuerto en 2004 numerosos pleitos han motivado su retraso. Finalmente diversos colectivos recogieron más de 20.000 firmas para obligar al Ayuntamiento de Berlín a hacer una consulta para decidir el futuro del mismo. El estatuto del estado de Berlín permite la consulta popular no vinculante en determinadas condiciones. El referéndum se celebró el pasado 27 de abril con una victoria del SI (a la permanencia del aeropuerto) por el 60,1% de los votos emitidos frente a un 39,7% de votos NO. Pero la norma que regula los referéndums establece un porcentaje minino de votación que no se alcanzó en la consulta (votaron el 36% del censo electoral y faltaron 87.000 votos), por lo que no se consideró valido el referéndum. Como dato curioso el SI ganó en los distritos del antiguo Berlín Oeste mientras que el NO lo hizo en el Berlín Este. En esta contienda se habían decantado por el NO el SPD, el partido La Izquierda y Los Verdes y a favor del SI la CDU, los liberales, una buena parte del empresariado y artistas de renombre que suelen utilizar el aeropuerto.

Desde un punto de vista alejado del sentimentalismo creo que es acertado el cierre del aeropuerto, sobre todo por las molestias generadas a la población circundante, las nulas posibilidades de ampliación y por el escaso uso que se hace de él; aunque ello no debería servir para la destrucción de sus infraestructuras. Un edificio histórico como la terminal del aeropuerto merece la pena ser conservado para otros usos no especulativos. Aunque la situación del mismo, en el centro del Berlín, lo hace muy apetitoso para especuladores y oportunistas.

Independientemente del resultado, es loable que los ciudadanos berlineses puedan obligar a someter a consulta asuntos que ellos consideran importantes de la vida municipal. Es un ejemplo de democracia participativa. ¿Imaginan Vds. que placer sería que con menos de 1% de firmas de los votantes de la Comunidad de Madrid, se pudiera obligar a la Espe-rancia a someter a referéndum su intención de privatizar la Sanidad y la Ecuación madrileña?

Salud, República y Socialismo.

3 comentarios:

m.eugènia creus-piqué dijo...

Que bonita esta historia, me encantaría conocer el aeropuerto de Tempelhof y trasladarme a los años 50.
La verdad es que este aeropuerto en medio de la city debe ser horrible para las personas que viven en su alrededor, no debe dormir nadie.

Gemma dijo...

Hola, Antonio. Yo viví en Berlín casi dos años y lo cierto es que no llegué a visitar este pedazo de aeropuerto que tan bien nos presentas.

A ver si a mi vuelta todavía estoy a tiempo. Me encantan los lugares sin fecha, Berlín entera. ;-)

Saludos,

Antonio Rodriguez dijo...

Mª Eugenia
La única razón de mantener abierto este aeropuesto es la nostalgia.
Mega
Pues yo desde hace tres años vengo a Berlín al menos 3 o 4 veces al año. Y me encanta esta ciudad.
Y seguiré viniendo al menos mientras mi hijo siga viviendo en ella.
Salud, República y Socialismo

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