sábado, 8 de noviembre de 2014

Es la ética, imbecil

Salvo escasas excepciones, está claro que el Partido Popular es un partido connivente con la corrupción política. Por mucho que se desgañite Rajoy mientras siente a su lado a corruptos, sus alegatos no serán ni tan siquiera un canto al sol.

Luisa Fernanda Rudi, presidenta de la comunidad autónoma de Aragón, ha obligado a dimitir y devolver el acta al diputado del P.P por Teruel, Carlos Muñoz Obón, por haber cargado al Parlamento nacional sus viajes privados a Canarias para visitar a la novia del Morago. ¿Y que hace Rajoy ante Monago?,  simplemente darle su apoyo, "José Antonio Monago cuenta con el apoyo de todos", mientras celebraba sus jornadas sobre "Estabilidad y buen gobierno" y hacia un alegato contra los corruptos y la corrupción. No se puede decir que se lucha contra la corrupción mientras se da a poyo a un corrupto como Monago.

Pero no solo Rajoy  apoya la corrupción de los suyos. También la secretaria general de P.P., María Dolores de Cospedal, cierra fila con sus corruptos. Cuando no se tiene justificación, se dice cosas como que "No se cansan de mentir y manipular sobre las personas honradas". La Cospedal, en un intento de defender y justificar a su compañero de partido, da en el clavo. Pero la manipulación y la vendetta que se se ha producido sobre Monago, no hay que buscarla, como diría Aznar "ni en desiertos remotos ni en montañas lejanas". Hay que buscarla en el entorno de Génova. Porque Monago estaba empezando a ser incomodo por su machacona insistencia en su particular cruzada contra la corrupción. Quien mejor que su propio partido para saber de sus viajes fuera de circunscripción electoral.

Monago ha terminado reconociendo, no implícitamente pero si explícitamente, que usó los privilegios como senador en beneficio personal. Como no puede demostrar la legalidad de sus viajes afirma que "Yo no estoy aquí por dinero. Por eso les anuncio que he pedido al Senado la información sobre los viajes en cuestión y voy a devolver hasta el último céntimo". Que fácil sería justificar el motivo de sus viajes si estos fueran de contenido político o partidario. Pero cuando hasta sus propios compañeros niegan la existencia de esas reuniones de trabajo, es realmente difícil justificar lo injustificable. Monago tiene doble "delito", porque no se puede ir de adalid contra la corrupción, cuando uno se ha comportado como un corrupto y cuando le descubren, echarle la culpa a "quienes le quieren romper las piernas".

La laxitud con que el reglamento del Congreso y el Senado permite la injustificación de los viajes de sus señorías, posibilita el abuso de estos. Ningún parlamentario comete irregularidad alguna por utilizar esos privilegios para sus viajes privados o de placer. No será ilegal ni irregular pero tampoco ético. Y si un parlamentario se pringa en estas pequeñas/grandes corruptelas, está sentando las bases para corrupciones mas gordas. La ética debe ser la norma que debe regir el comportamiento de nuestros representantes políticos. La ética es lo que les obliga, entre otras cosas, a no utilizar el dinero público para sus asuntos privados. Un representante sin ética no merece ostentar la representación de ningún ciudadano y por tanto si es pillado en una falta de ética, debe de renunciar  de inmediato a su cargo.

Por una falta de ética Luisa Fernanda Rudi ha obligado a un diputado a dimitir de sus cargos políticos y de representación. Por otra falta de ética aún mayor, Mariano Rajoy se solidariza con el corrupto a la vez que hipócritamente afirma estar empeñado en luchar contra la corrupción. Mariano no te enteras. Es la ética, imbécil.

Salud, República y Socialismo.

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