sábado, 3 de mayo de 2008

La imaginación no llegó al poder

Hoy hace cuarenta años de la revuelta del mayo francés. Una revuelta que empezó siendo una protesta estudiantil y terminó siendo casi una revolución, pero una revolución inacabada.

En el mayo francés confluyeron estudiantes desencantados, trabajadores descontentos, millones de ciudadanos que se movilizaron contra la guerra de Vietnam y pueblos dispares que intentaron hacer también su mayo al rebufo de los acontecimientos franceses, como en España donde los estudiantes se contagiaron de sus homólogos franceses y salieron también a la calle.

Un acontecimiento como las reformas universitarias de 1967 provocaron las protestas estudiantiles que tuvieron su momento más álgido entre el 3 y el 30 de mayo de 1968. Lo que comenzó siendo las protestas de un grupo de estudiantes de la Facultad de Letras de Nanterre, en las afueras de París, dirigidos por Daniel Cohn-Bendit, 'Dany el Rojo', que reivindicaban un programa de reformas educativas y de exigencias políticas radicales. La detención de sus líderes provocó que los disturbios se trasladaran a la Sorbona y se produjeran los enfrentamientos con la policía. En la noche del 10 de mayo la policía lanza un asalto masivo en el intento de recuperar el control de Paris. En los enfrentamientos se producen más de 1.000 heridos, varios centenares de ellos muy graves.

En respuesta a la brutalidad de la policía los sindicados franceses, principalmente la CGT y el Partido Comunista Francés, convocan una huelga general para el día 13 que tiene un seguimiento irregular, aunque en la manifestación celebrada en París acuden más de un millón de franceses. A partir de ahí las reivindicaciones estudiantiles pasa a un segundo plano y son los sindicatos los que capitalizan la protesta con sus reivindicaciones saláriales y de mejoras sociales. La nueva convocatoria de huelga general para el día 17, si constituye ya un éxito con una participación de más de diez millones de trabajadores y la paralización del país.

Cuando el gobierno francés está contra la cuerdas y las movilización obreras y estudiantiles a punto de derrocar a Presidente Francés, Charles de Gaulle, este maniobra y garantiza un incremento del 35% en el salario mínimo industrial y del 12% de media para todos los trabajadores, reducciones sustanciales de la jornada laboral y garantías de empleo y jubilación; a cambio de la desconvocatoria de las huelgas. De Gaulle se asegura de que tiene el apoyo del ejército antes de la marcha de 500.000 trabajadores pidiendo un “gobierno del pueblo”. El día 30 de mayo de Gaulle anuncia la disolución del Parlamento y la convocatoria de elecciones para dentro de 40 días.

Con estas propuestas el movimiento huelguístico va desapareciendo, a la vez que el apoyo del PCF a las mismas. Los residuos huelguísticos son aplastados con estrategia militar y las elecciones convocadas por de Gaulle son ganadas por el Presidente Francés con el 60% de los votos.

El PCF cometió el error de pensar que la convocatoria de elecciones le favorecía por su implicación en la lucha, pero su falta de determinación para la continuación de las movilizaciones impidió en realidad la caída del Gobierno de de Gaulle y la toma del poder.

Hoy del mayo francés solo queda el recuerdo y el espíritu de lucha de aquellos días. Daniel Cohn-Bendit tuvo que exiliarse a Alemania de donde hoy es diputado por Los Verdes; y la mayoría de los dirigentes estudiantiles integrados por el sistema contra el que lucharon.

No solo no queda más que el recuerdo sino que se intenta además desprestigiar las movilizaciones y anular los logros de las mismas. En su campaña electoral de 2007, Nicolas Sarkozy lo identificó con la fuente de todos los males: el relativismo moral, la confusión de valores, la pérdida de autoridad, el cinismo, la irresponsabilidad y la especulación.

Pero de ese mayo francés surgieron formas de organización que prendieron en las luchas reivindicativas de los años siguientes, como las desarrolladas en España en la década de los setenta, el asamblearismo de los centros de trabajo que trajeron una nueva forma de organizarse sindicalmente y que acabó terminando con el sindicalismo oficial. Y sobre todo ese espíritu de rebeldía ante los abusos del poder establecido, hoy tan necesario en algunas de las comunidades gobernadas por el Partido Popular, como la de Madrid. Como diría Salvador Allende esperemos que “mas pronto que tarde” la llama de la rebelión prenda fuego a las instituciones que solo sirven a intereses bastardos.

Salud, República y Socialismo.

jueves, 1 de mayo de 2008

1º de mayo 30 años después

Hoy se celebra en casi todo el mundo el Día internacional de los trabajadores o Día internacional del trabajo o Primero de mayo, en honor a los mártires de Chicago, sindicalistas anarquistas, que fueron ajusticiados en Estados Unidos por su participación en las jornadas de lucha por la consecución de la jornada laboral de ocho horas que tuvieron su origen en la huelga iniciada el 1 de mayo de 1886 y su punto álgido tres días más tarde, el 4 de mayo, en la Revuelta de Haymarket en Chicago.

En España los sindicatos mayoritarios lo hacen bajo el lema de “Es el momento de la igualdad, el salario digno y la inversión productiva”, debido a la situación de crisis económica en que nos encontramos. Pero no quiero hablar de este 30 aniversario del 1º de mayo en libertad en España, quiero hacerlo de una conmemoración que está pasando desapercibida totalmente.

Hace 30 años, durante todo 1978, se celebraron en la mayoría de las empresas españolas las primeras elecciones sindicales democráticas. Unas elecciones que al igual que las elecciones políticas costaron mucho esfuerzo conseguir. Un proceso que había comenzado tres años antes con la decisión de las entonces ilegales Comisiones Obreras de participar en las elecciones sindicales para renovar los enlaces sindicales y los Jurados Únicos de Empresa.

CC.OO., en aquellos momentos, entendió que la mejor forma de destruir el sindicalismo vertical de entonces era hacerlo desde dentro y para ello era necesario conseguir que una gran mayoría de hombres y mujeres fueran elegidos enlaces sindicales en aquellas elecciones de junio de 1975. Y para ello se organizaron las Candidatura Unitarias y Democráticas, que englobaban a las personas más prestigiadas y luchadoras de cada empresa, muchas de ellas miembros del también ilegal P.C.E. Y aunque no fuera un abrumadora victoria, en las principales grandes empresas de la España de 1975 triunfaron las C.U.D.

Y las C.U.D. pasaron a controlar los más importantes Jurados Únicos de Empresa, el equivalente a lo que hoy son los Comités de Empresa, y desde allí se lanzaron a la tremenda batalla de introducir la democracia en las empresas y llevar la lucha a la calle para tratar de conquistar en las aceras y en el asfalto la libertad y la democracia, que la dictadura franquista mantenía presa.

Desde los JUE las CU.D promovieron la lucha llevada a cabo durante los primeros meses del año 1976, por las grandes empresas del metal, la construcción, el transporte,... que condujeron, en algunos casos, a la militarización de sus trabajadores, como Correos, Renfe, Metro de Madrid, etc., así como los graves sucesos de Vitoria y Montejurra, con su secuela de muertos y heridos Todos estos sucesos contribuyeron a la caída del Gobierno de Arias Navarro.

Finalmente la presión en las empresas y en la calle, hicieron que en diciembre de 1977 se aprobara el decreto que regularía la celebración de las elecciones sindicales libres y democráticas. Aunque en algunas empresas las presión de sus trabajadores había posibilitado la dimisión de los JUE y la celebración de elecciones sindicales libres y democráticas, antes de que se aprobara el citado decreto.

Esta es la pequeña historia de muchos abnegados hombres y mujeres que con su esfuerzo, poniendo en peligro su trabajo, su libertad y a veces incluso su vida, consiguieron traer la libertad sindical en las empresas y la construcción del sindicalismo tal como hoy lo conocemos. Lo demás es otra historia.

Salud, República y Socialismo.

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