Ayer hizo un año del fallecimiento de Marcelino Camacho y parece como si la crisis económica y la proximidad de las elecciones generales, nos haya borrado la memoria.
Pero hoy más que otras veces es más que necesario acordarnos de la memoria de Marcelino Camacho. Una persona que nunca renegó de su ideología ni de sus convicciones. Una postura que le conllevó muchas enemistades, incluso entre los suyos.
Marcelino fue un sindicalista innovador, aunque se le haya acusado de ser un sindicalista a la vieja usanza. Fue el artífice del modelo sindical de CC.OO. “un sindicalismo de nuevo tipo”, un sindicalismo que rompe con los viejos modelos sindicales imperantes durante la II República. Un sindicalismo de carácter sociopolítico y asambleario. El fue el alma del nuevo modelo sindical de CC.OO. Aunque luego sus sucesores le acusaran de defender un sindicalismo anticuado. Pero ese sindicalismo anticuado que algunos denostaban tenía como base el binomio presión – negociación que implicaba que para alcanzar un buen acuerdo no es suficiente con la negociación, esta hay que imbricarla con la presión. Y eso es lo que los modernos sindicalistas parecen que han olvidado.
Y hoy, cuando la derecha avanza y se dispone coger el poder por culpa de una “izquierda” traidora y entreguista a los mercados, es cuando más nos hace falta la práctica de un sindicalismo revolucionario. Un sindicalismo que se enfrente a las grandes amenazas que nos llegarán con la victoria del P.P. en las próximas elecciones generales. Entonces nos acordaremos de la firmeza de Marcelino, de su coherencia, de su actitud indomable e incorruptible ante la política. Y cuando tengamos que defendernos de los nuevos recortes de derechos laborales y sociales nos acordaremos de su fortaleza y decisión por conseguir un Estatuto de los Trabajadores, entonces por muchos denostado y hoy convertido en papel mojado gracias a las reformas de la derecha y de los que hacen políticas de derecha.
Marcelino nos dejó hace un año, pero su recuerdo y su ejemplo siempre estará entre nosotros. Porque ahora más que nunca son necesarias personas con la firmeza y las convicciones sociales políticas y morales de Marcelino Camacho.
Salud, República y Socialismo.