Dos años han pasado desde que la indignación ciudadana se transformó en movilización. Dos años en los que muchas cosas han cambiado en este país.
Con el P.P. en la oposición González Pons, Vicesecretario del P.P., alababa la esencia del movimiento del 15M y planteaba que era necesario escucharles y tener en cuenta sus reivindicaciones. Ahora son filoetarras, terroristas, violentos y sobretodo antisistemas. Como si ser antisistema fuera algo deleznable. Ser antisistema es tan solo estar en contra de un sistema político que no resuelve las necesidades de la mayoría más desfavorecida de la ciudadanía.
Dos años después la situación, tanto económica como social, no ha hecho mas que empeorar, más paro, más pobreza, más desigualdad social y mayor recesión; pero también la respuesta ciudadana ha sido más amplia y contundente. La propia delegada del gobierno en Madrid se quejada de que se han duplicado el número de manifestaciones durante 2012 y que en 2013 sigue incrementándose las movilizaciones contra las políticas de recortes del gobierno del Partido Popular.
La movilizaciones al margen de organizaciones tradicionales, sindicatos, partidos, etc., se han convertido en habituales. La PAH y las distintas mareas ciudadanas no solo han llenado las calles de protesta, si no que han conseguido importantes éxitos como la nueva ley sobre desahucios, que aunque no contempla la dación en pago ha hecho que el gobierno rectifique su política sobre este tema, o el freno a la contrarreforma educativa del ministro Wert y sobre todo la permanente movilización ha logrado que el respaldo electoral del P.P. se hunda en tan solo poco más de un año de gobierno del Mariano Rajoy.
Yo opino que no solo la influencia del 15M es la responsable de este cambio en la política española, los sindicatos mayoritarios, CC.OO. y UGT, también han contribuido, con la convocatoria de tres huelgas generales, a crear ese estado de indignación y movilización entre la ciudadanía; aunque solo sea por la propia presión del espíritu del 15M.
El 15M es responsable de poner a los partidos tradicionales y también a los sindicatos mayoritarios frente a sus propias contradicciones. Les ha puesto ante la evidencia de que la política debe estar al servicio de la ciudadanía y no al contrario, que la política no se puede reducir a ejercer el derecho al voto cada cuatro años, sino que la ciudadanía debe tener derecho a influir y ser sujeto activo de las decisiones políticas entre periodos electorales. Es hora de establecer un nuevo modelo de hacer política y de participar en la política, porque el actual no satisface las necesidades de participación de la ciudadanía.
Lo que pase a partir de ahora será consecuencia del debate interno en el 15M. Pero independientemente de que se decida, ser sujeto activo en la política o seguir siendo un movimiento que influya en las decisiones que se toman, por los políticos, en las instituciones políticas del estado; deberán tener en cuenta que la solución del actual estado del país y la ciudadanía vendrán por la vía de la política. Y esto solo quiere decir que los responsables políticos de la actual situación no pueden continuar siendo quienes decidan la salida de la crisis económica ni el futuro de la ciudadanía. El 15M puede ser decisivo en este cambio necesario.
Si no existiera el 15M habría que inventarlo, aunque solo fuera por lo que significa de revulsivo contra los malos políticos y las malas formas de hacer política.
Salud, República y Socialismo.
Pues sí, a pesar de lo que muchos creen el 15-M ha sido esencial y sigue siendo necesario. Ojalá que sigan proyectando políticas alternativas y manteniendo la tensión, tan necesaria como esperanzadora.
ResponderEliminarSalud y República