Este 1º de mayo nos devuelve a los orígenes reivindicativos y de homenaje que dieron sentido a su instauración: la solidaridad con los Mártires de Chicago, sindicalistas anarquistas, que fueron ejecutados en Estados Unidos por su participación en las jornadas de lucha por la consecución de la jornada laboral de ocho horas que tuvieron su origen en la huelga iniciada el 1 de mayo de 1886 y su punto álgido tres días más tarde, el 4 de mayo, en la Revuelta de Haymarket en Chicago.
Hoy no tenemos que reivindicar la jornada laboral de 8 horas, pero si un nuevo orden mundial que sitúe a las personas en primer término. La crisis económica cuyo origen esta en la avaricia de unos empresarios desaprensivos y en un modelo financiero desregulado y sin control político está llevando a la miseria a millones de trabajadores que son los que en definitiva están pagando las consecuencias de la crisis económica. En España la situación económica se ha agravado gravemente como consecuencia de un sistema productivo que estaba soportado en gran medida en la especulación inmobiliaria.
La salida a esta crisis tiene que venir por un cambio profundo del sistema financiero y productivo. Un cambio que signifique un nuevo modelo de gobierno del mundo financiero, y generando una regulación que restablezca la primacía de la política sobre las finanzas, del trabajo frente al capital especulativo, y donde se fijen las condiciones de un nuevo modelo de reparto y distribución de la riqueza.
Y hay que forzar una salida a la crisis donde no sean los trabajadores los que tengan que soportar el esfuerzo de su solución. Esta crisis económica no esta causada por un fallo del modelo de relaciones laborales, por lo que no es exigible mayores sacrificios a quienes no han sido los responsables de la misma. Las causas de esta crisis están en el modelo financiero y productivo y por tanto son estos modelos los que hay que reformar y no el modelo de legislación laboral.
Nadie nos va a regalar nada, somos los trabajadores los que tendremos que luchar para conseguir de gobiernos y empresarios una salida justa a la actual crisis. Hay que obligar a que la frase tan repetida de Zapatero: “La salida será social y sino no habrá salida”, pase de las palabras a los hechos Un millón de familias en las que todos sus miembros están en paro y los cientos de miles de parados que ya no cobran ninguna prestación no pueden esperar más tiempo. El tiempo de las palabras se ha acabado, si los más desprotegidos no encuentran ya una respuesta a sus demandas, la conflictividad social será inevitable.
Por eso este 1º de mayo no puede ser festivo, se tiene que transformar en una jornada de lucha y movilización social y los sindicatos tienen que ponerse al frente de la movilización o será la misma ciudadanía quien hará su propio proceso reivindicativo y movilizador.
Salud, Republica y Socialismo.