Ignacio Fernández Toxo, Secretario General de CCOO, renuncia
a un tercer mandato, lo que le honra, pero comete un error: designar a su
sucesor.
Dice Toxo que su renuncia " tiene que ver con mi idea
de entender el sindicato y el proceso de transformación al que hemos sometido a
la organización". Y lleva razón, CCOO necesita adaptarse a la realidad
social del momento y además rejuvenecerse. Pero además yo entiendo que cuando a
uno le llega la edad de la jubilación le llega también para jubilarse en el
sindicato, a no ser que se aspire a
dirigir la Federación de Pensionistas y Jubilados.
En eso acierta Toxo, porque si desde el sindicato defendemos
la jubilación temprana para los trabajadores, eso debe ser también la posición
en el interno sindical. Hay que ser coherente y aplicar en el sindicato lo que
defendemos ante empresarios y gobiernos. De lo contrario seriamos unos
hipócritas. Toxo está próximo a la edad de la jubilación y por lo tanto es lógico
que no se plantee un nuevo mandato. Insistir en un nuevo mandato hubiera sido
forzar la incoherencia personal, aunque fuera legal y legitimo. Porque además
Toxo ha sido un buen Secretario General. Cogió el sindicato al inicio de la
crisis económica, tocándole lidiar con el momento más dramático para los
trabajadores y por ende para el sindicato. A pesar de ello, bajo su dirección,
se ha conseguido mantener al sindicato como la primera fuerza sindical del país
y minimizar el efecto desafiliativo que ha impuesto la crisis económica.
Pero su trayectoria se ve ahora manchada por el intento de
imponer a su sucesor, señalando con el dedo al Secretario General de Euskadi,
Unai Sordo. Porque eso rompe la necesaria y obligatoria neutralidad del aparato
organizativo en la elección de los cargos sindicales y con mayor motivo la
Secretaría General. Los candidatos a la Secretaría General se tienen que
postular por si mismo, porque de lo contrario quien es señalado y apoyado el
aparato sale con ventaja en esa contienda. Si estamos criticando lo que viejos
partidos como el PP hacen, designando a los máximos cargos de dirección, desde
una organización que nos llamamos democrática y participativa no podemos hacer
lo mismo.
No tengo prejuicio alguno sobre Unai, ni para bien ni para
mal, porque hasta ahora no conocía su trayectoria sindical, pero no me gusta
que se juegue con ventaja. Y eso es lo que ha hecho Toxo y el Consejo
Confederal al designar como candidato a la Secretaría General a Unai. ¿Quien a
partir de ahora se va a atrever a postularse como candidato sabiendo que Unai
cuenta con el apoyo del aparato organizativo del sindicato?
Hemos retrocedido en democracia interna. En lugar de ir
hacia formulas que posibiliten una mayor participación de la afiliación en la
elección de los/as secretarios/as Generales, se ha caído en la tentación de
señalar con el dedo al futuro Secretario General. ¿Alguien piensa que otro/a
candidato/a tendría posibilidades de derrotar a Unai sabiendo que este cuenta
con el apoyo de la mayoría de las Federaciones y Uniones Sindicales de CCOO?
Es una pena que todo el proceso democrático y participativo
que se lleva realizando en el interno de CCOO para llegar al XI Congreso ahora
se vea difuminado por la elección a la Secretaría General. Llevamos más de un
año con el ejemplar proceso "Repensar el sindicato", algo inédito en
el modelo de participación de las decisiones en una organización sindical o
política. Hemos discutido en este tiempo de lo que se ha de discutir en el
próximo congreso y fruto de ese debate son las ponencias que ahora estamos
debatiendo. Ninguna organización sindical o política ha hecho un proceso
participativo de debate tan amplio, democrático y participativo como este. Y
ahora al final, lo estropeamos. Parece que no hemos aprendido nada de algunas
designaciones de secretarios sindicales como la del innombrable Fidalgo y a la
situación a la que llevo al
sindicato aquella designación. Toxo lo sabe muy bien, por eso me resulta excesivamente
frívolo que ahora él repita esa experiencia negativa.
Unai será el nuevo Secretario General de CCOO porque así lo
ha decidido Toxo y la mayoría del Consejo Confederal, posiblemente un buen
Secretario General, pero el sindicato sale tocado en la credibilidad. Yo no
digo que Unai no merezca ser el nuevo Secretario General, pero si que hubiera
ganado en legitimidad si hubiera presentado su candidatura sin el respaldo
previo del aparato organizativo de CCOO. Él y también los que por su cabeza
había pasado la idea de competir por la Secretaría General, que ahora se
cuestionarán si merece la pena competir contra Unai y el aparato organizativo
de CCOO.
Salud, República y Socialismo.
unai sordo es un tio muy valido
ResponderEliminarYo no cuestiono eso, yo cuestiono la parcialidad de Consejo Confederal en la elección del nuevo Secretario General
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