jueves, 4 de febrero de 2016

Ni gobierno de corruptos ni gobierno con corruptos

El Borbón ya ni siquiera le propone a Rajoy el encargo de formar gobierno. Será Pedro Sánchez quien se encargue intentar conseguir la investidura. Se ve que hasta el palacio de la Zarzuela llega el hedor de la corrupción pepera.

La tarea va ser complicada, pero el objetivo número uno debe ser mandar al Partido Popular al lugar que se merece, la oposición parlamentaria. A partir de ahí debe haber un acuerdo de mínimos que permita regenerar la podredumbre en que se ha convertido la política  española. El PP es la corrupción organizada. Por mucho que se empeñen en camuflarlo, no hay día en que no haya un nuevo caso de corrupción relacionado con políticos del PP. No son casos aislados u ovejas negras que las hay en todos sitios. El PP es una gran oveja negra que ha convertido la corrupción política en su modo de hacer política.

Cuando en un ayuntamiento como el de Valencia todos los concejales del PP y numerosos cargos públicos son investigados por corrupción y financiación ilegal, no es una caso aislado, es simplemente un trama delictiva y organizada de corrupción que además de las responsabilidades penales a que hubiera lugar hay también una grave responsabilidad política. Porque un entramado de corrupción como el que envuelve al PP no puede ser realizado sin la connivencia y el apoyo de la dirección del Partido Popular.

No son ni uno ni dos los juzgado que acusan directamente al Partido Popular de financiación ilegal  y a nivel nacional el PP esta siendo investigado por destrucción de pruebas por el caso Barcenas.  La financiación ilegal es un delito político grave, porque quien se financia de manera ilegal está compitiendo de manera desigual y con ventaja en la elecciones. La financiación ilegal da medios económicos ilícitos que posibilita obtener mejores resultados electorales  que los competidores.

Por eso un partido como el Popular, que solo hace echar balones fuera sobre todos los asuntos de corrupción en que está implicado, no puede ni merece ser quien dirija y planifique la política de esta legislatura.  Con la corrupción y con los partidos que son connivente con ella, hay que tener tolerancia cero. Ni merece ser Presidente del Gobierno quien hace dejación de sus funciones y declina su responsabilidad, como partido más votado, a intentar formar gobierno. Se equivoca y  pretende engañarnos Rajoy cuando afirma que solo se puede aceptar el encargo cuando se tiene garantizada la elección. Eso, salvo cuando se tiene mayoría absoluta, nunca ha sido así. Todos los aspirantes a presidente del Gobierno han buscado apoyos una vez han sido propuestos como candidatos. El problema es que cuando, como el PP y Rajoy, se ha abusado de la mayoría absoluta, no se ha dialogado y no se ha acordado nada, cuando se ha ninguneado a la oposición parlamentaria, es muy difícil conseguir apoyos. Eso lo sabe Rajoy, lo mismo que sabe que jamas conseguirá apoyos suficientes para su investidura. Por eso se ha acojonado y ha declinado el encargo, porque tiene miedo de hacer el ridículo, porque, como dirían en otras latitudes es un político cagón. 

A partir de ahí, hay que pedir altura de miras a los partidos que pueden  facilitar la investidura de Pedro Sanchez, aunque sea como mal menor. Los resultados electorales del 20D no están dan poner vetos ni para maximalismos programáticos aunque a algunos nos gustara. Los resultados son los que son y con esos mimbres son con los que hay que componer el nuevo gobierno. No debería ser tan difícil ponerse de acuerdo en lo fundamental que no es otra cosa que salvar a las personas, reducir las desigualdades sociales, trabajar por el empleo digno con salario digno, eliminar las leyes perniciosas del PP y la lucha contra la corrupción y el fraude fiscal.

Quien esté mirando o haciendo cálculos electorales con elecciones anticipadas se equivoca, porque la situación global cambiaría poco y los vetos de unos hacia otros continuarían, quizá con mayor intensidad.

Salud, República y Socialismo

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