Conocí a Alfredo en 1976 al inicio de la huelga de los
telefónicos de abril de ese año. Una huelga ilegal que se mantuvo durante casi
un mes por el esfuerzo y el buen hacer de muchos hombre y mujeres como Alfredo.
Alfredo era de esas personas que enseguida te enganchan. Por su personalidad,
por su verbo fácil en las asambleas, por su capacidad de convicción y sobre
todo por su actitud honesta y su compromiso social.
Yo, y otros muchos como yo, tomamos conciencia social
gracias a personas como Alfredo. A él le debemos en un momento clave de la
historia de este país, el inicio de
la transición política, el comienzo de nuestra toma de conciencia
política en la lucha por un cambio político al final de la dictadura
fanquista.
Alfredo en 1975, Vocal del Jurado de Empresa |
Alfredo tomo parte en las Candidaturas Unitarias y
Democráticas (CUD) impulsadas por las clandestinas CCOO en las elecciones
sindicales de la entonces Compañía Telefónica Nacional de España de 1975,
siendo elegido Vocal Nacional del Jurado de Empresa, el equivalente a miembro del
actual Comité Intercentros de Telefónica. Desde allí los miembros de la CUD
impulsaron las movilizaciones de finales
de 1975 y la primavera de 1976 en la CTNE. Consecuencia de esas
movilizaciones Alfredo fue despedido y no fue reingresado en el empresa hasta
el 19 de abril de 1982. Siendo de los últimos que consiguieron la amnistía
laboral. Por algo sería.
Alfredo fue siempre un luchador, un luchador todo terreno.
Un luchador que estaba siempre en primera
línea de los conflictos, en las huelgas generales o en la defensa de los problemas del día a día de los
trabajadores. Además era también
una gran persona. Bajo esa apariencia de bruto se escondía una persona
sensible, enormemente sensible. Todo su apariencia de bruto escondía en
realidad una gran nobleza. Por eso Alfredo era una persona muy querida en su
entorno. Todo ello conformaban en él el gran sindicalista que fue.
Hoy los viejos sindicalistas, sus compañeros de lucha en
estos últimos 40 años le recodábamos en el tanatorio de San Isidro en Madrid y
todos coincidíamos en la gran persona que era por encima de los defectos que
todos tenemos. Coincidamos en el cariño que él se hacía ganar de todas las
personas que le rodeaban.
Hoy nos ha dejado. Después de una terrible enfermedad se ha
apagado. Pero su espíritu, su recuerdo nunca nos abandonará, el será un ejemplo
de las nuevas generaciones de sindicalistas de los que está tan necesitado este
país.
Allá donde esté, estará en la barricada de los más desfavorecidos y con toda
seguridad haciendo sindicato, de los de antes. Alfredo gracias por tu
compromiso, tu honestidad, tu
ejemplo y por lo mucho que aprendimos de ti. Descansa en paz.
Salud, República y Socialismo.
Compañero en la distancia pero tan cerca, compartimos, trabajo, compromiso, fatigas y lucha. Es un tópico pero cuando uno mira alrededor echa de menos hombres como tú.
ResponderEliminarDescansa en paz que te lo has ganado.
Salud