domingo, 1 de junio de 2014

La burrada de la semana, Carlos Osoro

En España, la iglesia católica parece que no se entera de los nuevos vientos que circulan desde el Vaticano. Ellos, a pesar de la reciente renovación de la Conferencia Episcopal, siguen lo suyo. Y lo suyo parece que sigue siendo no comprometerse con los problemas de la ciudadanía, defender sus privilegios y acercarse lo más posible al poder.

Es lo que le ha ocurrido esta semana al vicepresidente de la Conferencia Episcopal y arzobispo de Valencia, Carlos Osorio. Este arzobispo reunido en el Forum Europa,  no con los pobres ni con los excluidos de la sociedad, sino con empresarios y altos dirigentes del P.P., fue preguntado sobre la condena de ochos años de cárcel al exconsejero Rafael  y sobre el problema de la corrupción en general en España. La respuesta no deja de ser sorprendente, “La Iglesia no entra a juzgar”. Y añade que "el atributo más hermoso que Dios ha dado es la misericordia", pero debe ser para los poderosos y los corruptos porque no parece que para el resto de los mortales, la iglesia católica aplique el mismo precepto.

La iglesia católica no entra a juzgar la corrupción, pero si entra a juzgar las posiciones de los gobiernos en temas como la sexualidad, el aborto, el matrimonio homosexual, la educación o sus privilegios. Aunque no entra ni a juzgar ni a criticar la situación de pobreza, miseria y exclusión social producidas por las políticas de recortes del PSOE y el P.P.

Pide misericordia, el arzobispo, para los condenados por corrupción, para  un corrupto que se quedaba con el dinero de la cooperación. Con un dinero que iba a servir para  que  desfavorecidos pudieran salir de la extrema pobreza que imponen los poderosos. Pero eso, que le puede importar al señor arzobispo, él no entra a juzgar.

Esta es la doble moral y el cinismo de la iglesia católica. Hacer causa común con los poderosos y mirar hacia otro lado cuando se trata de los problemas de los más desfavorecidos. No parece que, a este arzobispo, le gusten las bondades del estado del bienestar, cuando critica "la cultura del bienestar que nos anestesia a todos". Parece que a esta iglesia católica, que sufrimos todos, no le gusta demasiado que el estado redistribuya la riqueza a través de buenos servicios públicos, pero si le encanta que con ese dinero público se financie su educación confesional. Como también es de su agrado todos aquellos grupos ultracatólicos que pululan en el seno de la iglesia católica, como los kikos, el opus o los legionarios de cristo, a los que califica de "una gracia d dios" y que son "necesarios y siempre acogidos de todo corazón".

Una vez mas la iglesia católica va a lo suyo y a contracorriente, ya que no parece que las orientaciones del su jefe, el papa Francisco, vayan en la misma dirección. Así nos va y les va. También y en lo que respecta a la religión, Spain is diferent.

Salud, República y Socialismo.

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