viernes, 4 de abril de 2014

Tocata y fuga de Esperancita

A la lideresa le ha salido un orzuelo en el ojo. Y es que le pierde la soberbia, acostumbrada a hacer de su capa un sayo, se debe pensar que los agentes de movilidad son también de su propiedad. Luego pasa lo que pasa.


Esta tan acostumbrada a dar lecciones de moralidad que se piensa que eso de cumplir con las normas no va con ella. Que ella ya tiene bastante con afear las conductas ajenas. Y eso de aparcar en el carril bus, no esta permitido ni para el normal de los mortales ni para ella, por muy lideresa que sea. Y darse a la fuga, por no aguantarse un ataque de ira y soberbia es además un delito penado con cárcel. Si en lugar de ser ella hubiera sido cualquier otro ciudadano este hubiera acabado con sus huesos en la comisaria.

Ya vasta de dar lecciones de moralidad, su actuación no tiene nada que ver con la que se espera de un político y sobre todo  de un político del nivel de Esperanza Aguirre. Si esto hubiera sucedido en cualquier país con un mínimo de educación democrática, a estas horas la lideresa estaría fuera de la política. Por mucho menos dirigentes políticos de UE han dejado sus cargos y se han marchado a su casa a reflexionar.

Con esta actitud, Esperanza Aguirre, ha evidenciado su verdadera cara política. La de ese liberalismo trasnochado que defiende, la del liberalismo de privilegios para los poderosos y de obligaciones para los ciudadanos de a pie. Bajo ese falso liberalismo solo se esconde una concepción de la política de una sociedad dividida en dos clases, una minoritaria pero poderosa y que monopoliza los derechos y otra mayoritaria que ella pretende sirva para satisfacer las necesidades de esa minoría privilegiada. Un liberalismo que esta muy cercano al liberalfascismo. Luego se dedica a teorizar sobre una hipotética inexistente lucha de clases, cuando son precisamente los de su clase quienes con mas ardor la practican.

Ahora, en lugar de reconocer sus errores y pedir perdón por ello, carga contra los policías y agentes de movilidad que solo hicieron cumplir con su deber. Para ella parece que hay dos clases de policía. Los buenos, los que apalean a los manifestantes cuando defiende los derechos arrebatados por su partido y los malos, los que se atreven a sancionarla cuando infringe la ley.
 
Personas como esta no merecen estar en política y solo otros delincuentes como Carromero se atreven a defenderla y tirarse a la yugular de quienes censuran su comportamiento. Pero como se ha sabido crear enemigos hasta en su propio partido, las hienas han salido de sus cubiles para disputarse la carroña. Buen provecho.
 
Salud, República y Socialismo.

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