La reina Beatriz de Holanda acaba de anunciar su abdicación y de inmediato el coro de monárquicos, unos convencidos y otros de conveniencia, se han lanzado a divulgar las similitudes entre el reino de Holanda y el de España.
Que si Beatriz de Holanda y nuestro Borbón tienen la misma edad, que si los herederos también la tienen, que si ambos están suficientemente preparados, bla, bla, bla,… Todo en aras de ensalzar las virtudes de la monarquía y tratar de levantar un poco la maltrecha credibilidad de la corona española.
Me importa un bledo (por no decir una grosería) las similitudes, la preparación de los herederos y los “servicios prestados” por la monarquía española a este país. El problema no radica en la sucesión de la corona sino en la existencia misma de la monarquía. Yo no quiero un jefe del estado cuyo único merito es la identificación de su ADN, yo quiero un jefe del estado al que pueda elegir y al que pueda exigirle cuentas de su gestión. No quiero un jefe del estado que no es igual ante la ley que el resto de los ciudadanos y que es inmune a la investigación de posibles infracciones civiles o penales.
Me da igual el ciudadano Juan Carlos que el ciudadano Felipe. A ninguno he elegido yo. Me indignan todos los que argumentan, incluidos los socialistas, que la monarquía representa un sentimiento de estabilidad del estado, que se evitan vaivenes políticos y que hasta resulta mas barato que un jefe de estado electivo. Todos son falsos argumentos. Porque si fueran ciertos, eso mismo se podría aplicar al estado de las autonomías en comparación con un estado centralista. Más estable y más barata era la España de los gobernadores civiles, pero no por eso era más efectiva y sobre todo más democrática y representativa.
En un estado con un presidente electivo sería impensable el cúmulo de situaciones arbitrarias y abusos cometidos por nuestra monarquía. ¿Alguien piensa en un presidente yéndose a escondidas a cazar elefantes a Botsuana? ¿Alguien imagina a un presidente con un yerno imputado en delitos de corrupción habiendo usado la institución en su provecho? En ambas situaciones un presidente electo hubiera durado muy poco tiempo sin presentar su dimisión.
Que es más caro, que es más compulso políticamente, me importa un bledo. Yo, y muchísimos ciudadanos mas, queremos un jefe de estado carente de inmunidad judicial. Un jefe de estado que tenga que dar cuentas tanto de su gestión política como civil. Un jefe de estado que no se pueda amparar en la ilegitima opacidad de su ingresos. Y sobre todo un jefe de estado que yo y el resto de la ciudadana podamos elegir. Esta monarquía lleva ya más de 37 años sin someterse a control alguno, una monarquía heredada del franquismo, una monarquía que ha amortizado con creces los “servicios prestados” al país y es hora ya de que los españoles tengamos la oportunidad de decidir sobre la máxima representatividad institucional del estado.
No es un problema de la abdicación del actual monarca, es un problema de la propia institución y es ella quien debe abdicar. Los españoles tenemos derecho a decidir.
Salud, República y Socialismo.
Si claro, con el negocio que tienen montado van a abdicar estos. Por las buenas lo dudo.
ResponderEliminarUna de las grandes miseria de nuestra democracia: la monarquía.
ResponderEliminarOjalá que terminara esta pesadilla, pero me temo lo peor, estos inútiles ha encontrado un chollo que no van a soltar así como así. Y además todavía, algo increible, conservan gran aceptación popular.
Salud y República