14 de abril de 2011
Hoy se han cumplido 80 años de la proclamación de la II República española, tras la victoria de las candidaturas republicanas en la mayoría de las capitales y grandes ciudades del país.
La república no solo es un modelo de estado sino un modo diferente de entender la sociedad, entendida desde el laicismo, desde los valores de la igualdad de derecho y de la justicia social, desde la protección de los más necesitados, donde los pilares básicos del estado de bienestar, sanidad, educación, dependencia y pensiones no estén sujetos al mercadeo del beneficio privado sino al de la rentabilidad social pública. Donde el derecho al trabajo y a la vivienda no sea un derecho en abstracto sino una realidad.
La constitución de la II República española dedicó casi un tercio de su articulado a recoger y proteger los derechos y libertades individuales y sociales, amplió el derecho de sufragio activo y pasivo a los ciudadanos de ambos sexos mayores de 23 años y residenció el poder de hacer leyes en el mismo pueblo y, sobre todo, estableció que el Jefe de Estado fuese elegido por el Congreso, rompiendo la obsoleta herencia monárquica. Se preveía la posibilidad de la expropiación forzosa de cualquier tipo de propiedad para utilización social así como la posibilidad de nacionalizar los servicios público; separación de la Iglesia y Estado, además del reconocimiento del matrimonio civil y el divorcio.
Y junto a este marco general se desarrollaron las leyes necearías para hacer posible el progreso y la justicia social. Y hoy 80 años después tenemos una Constitución monárquica que los políticos de derecha y los políticos de izquierda que hacen políticas de derecha convierten en papel mojado todo aquellos que significa que progreso y justicia social. ¿Donde queda el derecho al trabajo, a una vivienda digna, a una educación y una sanidad pública de calidad, a una pensión digna?, ¿Donde una justicia justa?, ¿Donde el estado aconfesional?
Hoy el estado solo tiene un objetivo reducir el déficit público ante las exigencias de la UE, el FMI y los mercados especulativos internacionales. Para ello el gobierno socialista no tiene escrúpulos en cargar las consecuencias de la crisis económica sobre los más desfavorecidos reduciendo el poder adquisitivo de los salarios y las pensiones, reformando la legislación laboral para precarizar aún más el mercado laboral y hacer más fácil y barato el despido en las empresa. En el nombre de la modernidad se está produciendo un involución social cuyas consecuencias son casi cinco millones de parados, una generación perdida y el desmantelamiento del ya escuálido estado del bienestar.
Luchar por el establecimiento de la III República es luchar también por restaurar y mejorar los derecho laborales y sociales , incrementar el estado del bienestar, por profundizar en la democracia participativa, por hacer efectivo la norma de “una persona un voto”, por erradicar la corrupción de la política, por dignificar la función política, en definitiva por recuperar la esencia de los valores republicanos.
Y mientras conseguimos nuestros objetivos seguiremos entonando el Himno de Riego.
¡¡Viva la República!!
Salud, República y Socialismo
Un día estupendo para gritar Viva la República.
ResponderEliminarUn abrazo, Antonio
¡VIVA! y hoy más que nunca_
ResponderEliminarSalud y República
Antonio, en Catalunya en estos días de recortes sanitarios y debates sobre autodeterminación, cobra un especial sentido el deseo de Salut i República! Un abrazo, hoy, sentidamente republicano!
ResponderEliminarHoy más que nunca Viva la República
ResponderEliminar¡Salud y República!
Un abrazo republicano. ¡Salud y República!
ResponderEliminarVisca la III República.
ResponderEliminarLa ciudadanía, como hemos comentado en otras ocasiones, se ha vuelto muy conservadora y sobre todo aburguesada, incluso la trabajadora que somos la mayoría. Y eso es lo más triste.
ResponderEliminarLa república no es ni de izquierdas ni de derechas pero lo cierto que es el concepto y la reivindicación de lo que significa si que ha quedado como patrimonio de la izquierda por una sencilla razón: la derecha la rechaza.
Desde luego es la forma de gobierno más democrática que existe.
ResponderEliminarUn abrazo.