lunes, 21 de junio de 2010

La caja de pandora israelí

Hace unos días más de cien mil judíos ultraortodoxos se manifestaban en Jerusalén contra la decisión del Tribunal Supremo de encarcelar durante dos semanas a 86 padres y madres por negarse a que sus hijas, asquenazíes (judíos de origen centroeuropeo), estudiaran junto a las alumnas de familias sefardíes (judíos de origen español).

judios Pero detrás de esto, se esconde la verdadera razón de los judíos ultraortodoxos en su pugna contra la sociedad civil de Israel: imponer la supremacía de la Torá sobre las leyes civiles. El fundamentalismo religioso es el gran problema interno de Israel. Los judíos ultraortodoxos son solo el 20% de la población pero mayoritariamente están exento del servicio militar, no pagan impuestos y su tasa de natalidad es elevadísima. La progresión  de los alumnos en las escuelas religiosas, financiadas por el estado, ha pasado  del 15% en 1960 al 30% actual y se piensa que en 30 años se supere el 80%.

Los ultraortodoxos segregan la educación en función del sexo y pretenden hacerlo también  en función de la raza o procedencia. La mujeres son marginadas existiendo líneas de transporte exclusivamente de mujeres o han de situarse en la parte trasera de lo autobuses, mientras el resto de la sociedad mantiene unos niveles de igualdad equiparables a cualquier democracia europea, pero está el problema palestino con el que no comparto lo más mínimo las actuaciones del gobierno de Israel.

Si hoy el estado de Israel practica un política represiva con respecto al problema palestino ¿alguien puede imaginar como sería la situación con una población mayoritariamente ultraortodoxa? Que paradojas de le vida, lo que se pretende combatir, una organización totalitaria y fundamentalista en Gaza, es en lo que puede acabar convirtiéndose el estado de Israel por obra y gracia de la demografía . Un estado ultraortodoxo  judío frente a un estado fundamentalista islámico.

Lo que evidencia una vez más la necesidad de la separación iglesias-estado y la profundización de los valores laicos de la sociedad. Los extremismos religiosos terminan siendo iguales no importa el credo.

Salud, República y Socialismo.

6 comentarios:

  1. Efectivamente, el mal es el fanatismo religioso, sea de la religión que sea. Todas pueden ser un cáncer capaz de cualquier ignominia. Todas lo han demostrado, sin excepción.
    Sólo es posible superarlo con estados laicos. Ni más ni menos.

    Salud y República

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  2. Coincido Antonio con lo escrito ayer en mi post " Ay León, León..." trataba el mismo tema abundando en la especial configuarción de la sociedad israelí.

    Saludos,

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  3. El fundamentalismo religioso,sea del signo que sea,es toda una angustia para un Estado democrático.

    Fuera de lo público,en lo privado,pueden hacer lo que quieran sin que violen los derechos humanos.Y en lo público deben atenerse a los principios democráticos como verdaderos valedores de dichos derechos humanos.

    Lo demás es una terrible anomalía que ningún Estado debe permitir.

    Si algún día llegasen a gobernar Israel estos partidos políticos ultraortodoxos no sé qué veriamos.

    ¡Salud,Repubica y Socialismo!

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  4. Me espanta el fanatismo, fuente de grandes enfrentamientos. Defensora acérrima del laicismo hasta sus últimas consecuencias... por ello un Estado democrático no puede permitir esta "sinrazón" ultraortodoza
    Un beso

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  5. Progresión demográfica gracias al cuerpo de estas mujeres que son incapaces de rebelarse ante ese dios que las niega. Pueblo elegido rechazando al resto de la población? fundamentalismo puro y duro. Da igual si es musulman, judio, católico o protestante.

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