Siento vergüenza de nuestra justicia

Ese es el sentimiento que me invade viendo como las animadversiones de determinados jueces pueden hacer condenar al único juez que se ha atrevido a poner en cuestión la dictadura franquista: Baltasar Garzón.

Si antes estaba claro, ahora con la petición del juez Varela de que se le juzgue por el método abreviado y acusándole de delito de prevaricación en base al artículo 446.3 del Código Penal, la cosa esta aún mas clara: la animadversión y el deseo de venganza de la extrema derecha judicial se hace evidente. Ya desde el principio  se veía venir con la admisión a tramite de la querella presentada por el fascista sindicato manos limpias, querella a la que se opuso el fiscal, y a la que luego se unieron Falange Española de las JONS y Libertad e Identidad.

Se pretende, sin la menor duda, apartar de la carrera judicial a un juez honesto, a un juez que ha querido devolver la dignidad a los  cientos de miles de desaparecidos de la dictadura fascista, tomando como excusa la supuesta legalidad de la ley de Amnistía de 1977, una ley que muchos juristas ponen en cuestión como Jaime Sartoruis en su articulo La Ley de Amnistía no ampara al franquismo,  y que en todo caso es una ley preconstitucional.

Jaime Satorius, miembro de la Comisión Parlamentaria que redactó el proyecto de Ley de Amnistía, en representación del PCE, afirma que “para evitar dudas se fuerza en el artículo 2º de dicha ley a una casuística, que de otra forma hubiera sido innecesaria, en la que no cupiera duda alguna sobre los supuestos comprendidos en la ley: como los delitos de rebelión y sedición, de los que fueron acusados los defensores de la República y otros muchos posteriores juzgados ante tribunales militares, hasta llegar a los integrantes de la Unión Militar Democrática (UMD), en los años setenta; o los de objeción de conciencia o guarda de secreto profesional y los de prensa y similares.”

Así mismo continua manifestando que “nadie planteó que la amnistía se ampliara a los delitos cometidos bajo el paraguas y en defensa de la dictadura. En primer lugar, porque Alianza Popular, su legítima heredera, no quiso intervenir en la Comisión Parlamentaria, a pesar de ser reiteradamente invitada a asistir, declinando la defensa de cualquier derecho en la misma. En segundo lugar, porque los franquistas vencedores en la Guerra Civil y en la posguerra no creían que fuera necesario que les amnistiaran por las tropelías que habían cometido, que no sólo no se persiguieron sino que se avalaron con total impunidad, estimando que estaban suficientemente protegidos por las leyes de la dictadura.”

Y ahora la extrema derecha política y judicial pretende ampararse en esa ley para ajustarle las cuentas a Garzón.

No podemos permitir que Garzón sea el chivo expiatorio de esta revancha de  los residuos del franquismo ni podemos permitir que la justicia internacional se sonroje viendo como en España se pisotea el derecho internacional que impide que los crímenes contra la humanidad puedan ser objetos de amnistía o de prescripción del delito cometido.

Todos debemos estar con Garzón, todos debemos estar con los cientos de miles de defensores de la legalidad republicana represaliados por al dictadura franquista.  La manifestaciones convocadas deben ser tan contundentes que el poder judicial se piense la barbaridad que puede cometer.

Salud, República y Socialismo.