A través de una broma radiofónica nos hemos enterado que Rajoy tiene la agenda libre. Que yo tenga la agenda libre, que ni pincho ni corto nada en política, no representa ningún problema. Pero que el presidente del gobierno la tenga libre, si.
La broma de hoy ha evidenciado dos cosas. La primera que Rajoy es más tonto de lo que ya conocíamos. Ha caído como un pardillo pensando que el presidente de Cataluña, Carles Puigdemont, había caído, se humillaba pidiéndole una entrevista para hablar de lo suyo. Eso es lo que expresaba el tono de voz de Rajoy en esa broma. Y la segunda, mas peligrosa, es que si Rajoy tiene la agenda libre, lo que evidencia es la despreocupación que tiene por resolver los problemas de los españoles de a pie. Alguien que tiene el deseo de continuar siendo presidente del gobierno de España no puede tener, en estos momentos, la agenda libre.
Parece que a Rajoy solo le preocupa leer el Marcar, hacer de comentarista de fútbol y fumar puros. Lo demás es accesorio. Porque él parte de la falsa premisa que él es el único que tiene derecho a ser el próximo presidente del gobierno de España. Él piensa que la presidencia del gobierno le debe caer como fruta madura, como mandato divino por mediación del Marcelo, el ángel protector del meapilas ministro del Interior. Y eso no es así porque ya pasaron, afortunadamente, las épocas de las mayorías absolutas o casi absolutas y que quien ganaba las elecciones tenia asegurado la presidencia del gobierno. Rajoy no se quiere dar cuenta que nuestro sistema político no es presidencialista, es parlamentario y eso significa que se inviste, no al que más diputados tiene sino al que más apoyos consigue.
Rajoy se ha ganado a pulso el rechazo de todas las fuerzas políticas del país, salvo el de su marca blanca, Ciudadanos. Han sido cuatro años de negación del dialogo institucional con las fuerzas parlamentarias de la oposición. Cuatro años de aplicación de la apisonadora de su mayoría absoluta. Cuatro años de legislar por la vía del decreto sin tener en cuenta las opiniones de la oposición. Y como dice el refrán quien siembra vientos recoge tempestades. Las tempestades que esta recogiendo ahora Rajoy es que es el candidato que menos apoyos cuenta para obtener la investidura a pesar de su mayoría minoritaria de diputados. Lo único que en estos momentos hay de cierto y en lo que están de acuerdo todos los analistas políticos es que Rajoy no será el nuevo presidente del gobierno por tener más rechazos que apoyos.
Rajoy a estas altura debería tener la agenda llena de contactos con aquellos que pudieran facilitarle la investidura. Porque los poyos no vendrán a cambio de nada. No se puede ser tan cándido de decir que como se está de acuerdo en la unidad de España, PSOE y Ciudadanos entrarán en su propuesta de gran coalición. Los apoyos vendrían en todo caso por el acuerdo programático y la aceptación de una parte importante de las propuestas de sus hipotéticos aliados. Como siempre Mariano Rajoy aplica la táctica de dejar pasar el tiempo, porque piensa que el tiempo todo lo cura. Pero en esta ocasión se equivoca. También en otras, pero bueno eso es otro asunto.
Ahora dice Rajoy que "me veo con fuerzas, presentaré mi candidatura". Como si presentado su candidatura tuviera asegurada la investidura. Mariano en estado puro. El tiempo se le acaba. Aunque el Borbón le proponga para la investidura, mas por tradición que por convencimiento, Rajoy no será investido presidente ni con la mediación de Marcelo. Lo que pasará después es una incógnita, Pedro Sánchez conseguirá o no la investidura y habrá o no nuevas elecciones. Si se cumplieran las premisas de Carlos Jiménez Villarejo en su articulo "El deber de hacer Política", Pedro Sánchez podría ser investido presidente y Rajoy podría continuar tranquilamente leyendo el Marca, para bien de la mayoría social de este país. Pero en su casa.
Salud, República y Socialismo.
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