jueves, 11 de septiembre de 2014

Y despues de la Diada, ¿que?

Se mire como se mire la Diada 2014 ha sido un rotundo éxito. Pero un éxito cuyo mayor artífice no han sido las fuerzas catalanistas sino el Partido Popular. El PP lleva años convertido en una fabrica de hacer independentistas.
 
Yo no soy nacionalista ni mucho menos independentista, pero estoy de acuerdo con el derecho a decidir, pero no solo el derecho a decidir sobre la autodeterminación de los pueblos sino también a decidir sobre otras muchas cosas que nos niegan. Porque esos que reclaman con tanto énfasis el derecho a decidir sobre la independencia de Cataluña, en especial CIU, son los mismos que han negado permanentemente a los catalanes el derecho a decidir la manera de salir de la crisis económica o sobre las políticas de austeridad.
 
 
No soy nacionalista porque, para mi, nacionalismo es sinónimo de insolidaridad. Solamente las naciones o regiones ricas tienen aspiraciones secesionistas. Piensan que con la independencia serán aún más ricas porque no tendrán que colaborar a la solidaridad con los mas desfavorecidos. Y porque no se pueden poner puertas al campo. Los trabajadores tenemos  los mismos problemas y somos igual de explotados, nos gobierne el nacionalismo españolista (la burguesía española) o el nacionalismo catalanista (la burguesía catalana). Los problemas de los trabajadores catalanes no se van a solucionar porque exista una Cataluña independiente, sino porque sean más fuerte frente a sus gobernantes y patronales. En todo caso se van a solucionar los problemas de los patrones porque en frente tendrán menor oposición y también las ambiciones de una clase política que quiere ser cabeza de ratón en lugar de cola de león.
 
Como decía al principio, la Diada ha sido un éxito. Da igual que hayan sido casi dos millones de personas como dice el gobierno catalán o poco más de medio millón con dice la delegación del gobierno español. Pero el éxito de la convocatoria y del estado de ánimo de la sociedad catalana se lo debemos principalmente al PP con su política anticatalanista practicada desde hace años, sobre todo desde la modificación del estatuto de autonomía catalán. Las embestidas contra su contenido y su posterior recurso ante el Constitucional fueron el caldo de cultivo del crecimiento del sentimiento independentista. Se pretendía, y se consiguió, que lo que era constitucional en otras autonomías, fuera inconstitucional para Cataluña.
 
Con el PP en el gobierno se continua con la posición de rechazo a dialogar cualquier posibilidad de modificar el estatus de Cataluña dentro del estado español. Esto, evidentemente, no hace mas que incrementar el sentimiento independentista de la sociedad catalana y extremar las posiciones de los gobernantes catalanes y quienes les apoyan. Y así se ha llegado a la Diada con unos dirigentes catalanes, con las orejeras puestas, solo viendo la convocatoria del referéndum de 9N y los otros, el PP también con las orejeras puestas, en que la consulta es ilegal. La intransigencia de unos conduce a la intransigencia de los otros o viceversa.
 
Esta situación es inviable porque solo conduce a la radicalidad y, esperemos que no, a la violencia secesionista. Cuando un problema de ajuste territorial adquiere tamaña importancia y se convierte en un problema político, no se puede resolver tirando, unos, las constitución a la cabeza de los otros. Ni los otros tirando las urnas a la cabeza de los unos. Los problemas políticos hay que resolverlos con la política, porque ni las leyes ni las constituciones se pueden convertir en argumentos del propio problema sino en medios para solucionar los problemas. Y eso implica que ante situaciones sociales cambiante en el tiempo, las leyes y las constituciones han de adaptarse a las nuevas realidades sociales y políticas. Y en esto quien tiene responsabilidad es el PP por sus posiciones inmovilistas ante el problema secesionista catalán.
 
Mañana, día después de la Diada, las cosas seguirán como ayer los independentistas y los que defienden el derecho a decidir, reclamando la celebración de la consulta del 9N y el Partido Popular alegando que la consulta es ilegal y que ya han tomado las medidas para que no se celebre. Y el país en su conjunto continuará rodando por la peligrosa pendiente de la inestabilidad política y social y de las bravuconadas de unos y otros.
 
No hay mas vías que la del dialogo y para mi la de la reforma de la Constitución, para convertir este país en un verdadero estado federal donde todos nos sintamos a gusto. No podemos permitir que las intransigencias y bravatas de unos y otros, nos lleven al caos social y político.

En el fondo lo que me apena de todo esto es saber que si esos dos millones de catalanes se hubieran echado a la calle para luchar contra la política de recortes de CIU, la salida a la crisis económica se hubiera gestionado de otra manera.
 
Salud, República y Socialismo.

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