Mariano Rajoy ha retirado el proyecto de ley de contrarreforma del aborto. Después de casi tres años de malgobierno Popular, Rajoy llega a la conclusión de que no se puede imponer una ley sin consenso político y social. ¡JA, JA, JA! Es que me muero de la risa.
Rajoy pasará a la historia como el gobernante más mentiroso del país. Ganó con mentiras, gobernó con mentiras y saldrá del poder mintiendo. ¿A quien se cree que va a convencer, a estas alturas de la legislatura, de que la retirada del proyecto de ley se debe a la falta de consenso político y social? Rajoy no pude engañar a nadie mas. Un presidente y un partido que han despreciado y pisoteado el Parlamento, gobernando por decreto ley y aprobando todas las leyes importantes aplicando el rodillo de su mayoría absoluta; no tienen la más mínima credibilidad cuando retiran un proyecto de ley con la excusa de la falta de consenso.
La única justificación de la retirada del proyecto de ley es simplemente el efecto negativo que tendría su tramitación, en las ya deterioradas expectativas electorales del PP. Rajoy y el PP son consciente de la conflictividad social que iba a originar el proceso de tramitación y aprobación de un proyecto de ley que es rechazado por el 70% de la ciudadanía.
Hoy es uno de esos días en que te acuestas contento. La movilización social se ha llevado por delante un proyecto de ley retrógrado y a uno de los ministros más cavernícolas del gobierno del PP. Con esa acción Mariano Rajoy sale derrotado en toda regla. Este era uno de los proyectos estrella de su gobierno y con su retirada no acaban los problemas de Rajoy. Si bien es verdad que tiene de positivo, para el PP, que neutraliza la movilización social de la ciudadanía, ha puesto en pie de guerra a la parte más reaccionaria de su electorado y a la jerarquía de la iglesia católica. Si pensaba, Rajoy, que con la retirada del proyecto de ley finalizaba la movilización social, se equivoca. Lo único que ha conseguido es que cambie de bando, ahora serán los suyos los que se echarán a la calle para segarle la hierba bajo los pies.
A Rajoy le ha salido mal la jugada, porque es falso que el motivo de la retirada sea la falta de consenso político y social ante la reforma. Eso le importa un bledo a Rajoy. Lo ha demostrado en muchas ocasiones. Había nulo consenso con la reforma laboral y la aprobó en solitario, había nulo consenso, con la reforma educativa y la aprobó en solitario, había nulo consenso con la ley de tasas y la aprobó en solitario, había nulo consenso con los recortes sociales y los aprobó en solitario y así con casi todos sus proyectos legislativos. Queda muy bien lo de la falta de consenso para tapar el miedo de Rajoy a que el desplome electoral que está sufriendo en PP, se creciente aún mas en las próximas citas electorales. La irrupción de Podemos y las previsibles movilizaciones sociales durante la tramitación de la ley han decantado la opinión de Rajoy hacía la retirada del proyecto de ley.
Rajoy tiene ahora la oportunidad de reflexionar sobre futuros disensos y retirar otros proyectos político que tiene en mente, si de verdad se ha metido en el camino del consenso político. Me refiero a la reforma de la ley electoral que pretende sean elegidos de manera directa los candidatos a alcalde más votados o el pretendido retraso de la convocatoria de elecciones generales para un momento más favorable para el PP. Ambos proyectos, que solo se hacen pensando en la rentabilidad electoral del PP, cuentan con el rechazo de todos los grupos políticos a excepción del PP. SI Rajoy es un converso de los consensos tiene una buena oportunidad para demostrarlo retirando ambas propuestas. Así demostraría que no son propuestas exclusivamente electoralistas.
La retirada del proyecto de ley se ha llevado por delante al ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón. Pero Gallardón tan solo, aunque se lo merezca, es el chivo expiatorio de la política antisocial del PP. Porque ese proyecto de ley no era una apuesta personal del ministro sino del gobierno de Mariano Rajoy. Era un encargo directo de Rajoy a Gallardón y el anteproyecto era conocido y respaldado por todo el gobierno, por tanto la responsabilidad era del gobierno en su conjunto y en particular del presidente Mariano Rajoy. Era este quien debería haber presentado la dimisión, porque el fracaso del proyecto de ley era su propio fracaso. Gallardón ha dimitido porque no le quedaba otra salida, si aún le quedaba un ápice de dignidad. El fracaso del gobierno del PP se ha escenificado con la dimisión de Gallardón.
Al menos hoy no hemos llevado una alegría. Sobre todo las mujeres están de enhorabuena porque de momento seguirán en el siglo XXI. Aunque no echemos las campanas al vuelo, porque el plan B del PP puede se la resolución que en un futuro, mas o menos próximo, dicte el Tribunal Constitucional ante el recurso del PP sobre la vigente ley del aborto.
Salud, República y Socialismo.