lunes, 18 de noviembre de 2013

La basura, la Botella y la victoria de los trabajadores

Hemos vivido en Madrid un conflicto artificial, el de la basura. Provocado exclusivamente por una alcaldesa y un partido (el P.P.) que sabían que con su obsesión por el ahorro estaban germinando el conflicto social.

Cuando desde  las instituciones públicas se promueve el ahorro como fin, sin tener en cuenta que hasta el ahorro tiene sus limites, se está abocado al conflicto social. Desde el ayuntamiento de Madrid se han promovido licitaciones temerarias por el servicio de basuras. Y los contratistas han ido a bajas aún más temerarias, lo que unido a la falta de una exigencia del número de trabajadores necesarios para cumplir adecuadamente el servicio, ha provocado lo que, ya desde el 30 de julio pasado, la concejala de Izquierda Unida Raquel López advirtió: el contrato de limpieza que entraría en vigor 48 horas después se iba a traducir en miles de despidos y en un peor servicio. El contrato no fijaba el número de trabajadores que necesitaban para prestar el servicio. Los dirigentes populares le llamaron agorera y se rieron de ella. El tiempo le ha dado la razón

La alcaldesa de Madrid, Ana Botella, ha sido la principal responsable del conflicto junto a las concesionarias del servicio de limpieza. Primero por permitir una ofertas que condenaban al despido de más de mil trabajadores y a la reducción de sus condiciones salariales y segundo por inhibirse de un problema que decía era solo un conflicto entre empresa y trabajadores. Un conflicto que tenia el origen en la forma de gestionar la limpieza y la recogida de basuras del P.P.

Los trabajadores tan solo han sido las víctimas de la avaricia de unos y otros. Pero al final han sido los claros vencedores del conflicto. Por mucho que ahora la Botella quiera colgarse medallas. No es cierto que la reforma laboral del P.P. haya sido la garante de que no haya habido despidos. Quienes únicamente han garantizado la solución satisfactoria del conflicto son los trabajadores y sus sindicatos. Con la estricta aplicación de la reforma laboral se hubieran producido los despidos y las reducciones salariales. Las empresas solo tenían que dejar pasar el tiempo, porque con la reforma laboral, el no acuerdo con la representación de los trabajadores  les posibilitaba aplicar sus demandas. Solo la férrea actitud de los trabajadores y la firmeza de los sindicatos impidieron llevar a cabo la tropelía.

Pero al final también los trabajadores se verán perjudicados (perderán poder adquisitivo) por la política de recortes del P.P y la avaricia de unas empresas que solo saben competir reduciendo los costes salariales. Y los ciudadanos también, porque seremos quienes tendremos que pagar el coste de ese ERTE de 45 días anuales durante los próximos años. Todo sea por el mantenimiento de los puestos de trabajo. El P.P. posibilita beneficios extras a las empresas concesionarias a costa del dinero de los trabajadores y los ciudadanos.

Los trabajadores del servicio de limpieza de Madrid han tenido un comportamiento ejemplar en la defensa de sus derechos. Contestando como una piña a las agresiones del ayuntamiento de Madrid y las empresas contratistas. Siendo firmes en sus exigencias de ni un solo despido, ni una sola reducción salarial, aunque al final de convenio perderán poder adquisitivo. La unidad entre los trabajadores y sus sindicatos ha hecho que día tras día las empresas haya ido reduciendo sus exigencias hasta hacerlas firmar un acuerdo digno para los trabajadores.  Es un ejemplo para futuras luchas obreras. Un ejemplo de que las luchas de los trabajadores, sus huelgas, sirven para algo.

Todos aquellos que desde los medios de comunicación nos llaman a renunciar a la huelga, porque es algo antiguo, hoy deberían reconocer su error. Las huelgas sirven para la defensa de los derechos de los trabajadores y la mejor prueba de ello es que después de cada éxito de una huelga se levanta la voz de esos políticos actuales,  pero con ideas muy antiguas, reclamando  que se reforme la ley de huelga. Ahora lo ha hecho la Botella, porque dice que perjudica enormemente los derechos de los ciudadanos. Lo único que perjudica son los intereses bastados de los partidos que defiende los intereses de las empresas que los financian y los de las empresas y empresarios trogloditas que piensan que la modernidad, la productividad y la competitividad son tan solo sinónimos de relaciones laborares propias de la era preindustrial.

La lucha de los trabajadores de la limpieza de Madrid un nuevo ejemplo de que es posible hacer frente con éxito a la política de recortes del Partido Popular

Salud, República y Socialismo.

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