Mariano Rajoy no ha querido comentar la incidencia de la huelga general de ayer, ni siquiera ha echado mano del manoseado recurso a la mayoría silenciosa para desnaturalizar el éxito de la huelga general.
Mas allá de las cifras, la evidencia en las calles y en los centros de trabajo manifiesta que la jornada de huelga general del 14N ha sido un éxito. Con su actitud los trabajadores y la ciudadanía han demostrado su rechazo a la política de recortes del Partido Popular. Rajoy no puede agarrarse a esa “mayoría silenciosa” para asegurar que la ciudadanía aprueba su política. Ayer la mayoría silenciosa se trasformó en mayoría activa y ha dicho “basta ya” a una política que solo conduce a la miseria de la ciudadanía, al empobrecimiento, a la recesión económica, al paro, a la perdida de derechos y al desmantelamiento del estado del bienestar.
La realidad es que el paro en la industria, el transporte y la educación ha sido masivo y que también la incidencia en el pequeño comercio ha sido mayor que en anteriores convocatorias de huelga, lo que unido a la responsabilidad de la ciudadanía colaborando con una huelga de consumo, ha hecho que el día de ayer pueda considerarse como un éxito en la lucha contra los recortes del Partido Popular.
Las movilizaciones sirven, como lo demuestra la lucha de los colectivos contra los desahucios y la lucha contra el desmantelamiento del Hospital de La Princesa de Madrid. La lucha contra los recortes dará sus frutos tarde o temprano y cuanto más tarde el gobierno del P.P. en dar respuesta a las demandas de la sociedad, peores consecuencias tendrá para los intereses del Partido Popular.
El camino es la lucha , una lucha que ya está desbordando el estrecho marco nacional y se está globalizando a nivel europeo. La solidaridad de los trabajadores europeos con los trabajadores de los países que mas están sufriendo las consecuencias de la crisis económica, ha puesto en evidencia una nueva forma de luchar contra las políticas de los gobiernos de la UE. La solidaridad se está afianzando entre los trabajadores europeos y ese es el camino porque, al final, todos tenemos los mismos problemas como consecuencia de la acción política de unos gobernantes que solo piensan en sus intereses electorales y en salvar a las instituciones y no a las personas que sufren las consecuencias de la crisis económica.
A partir de hoy la pelota está en el tejado de nuestros gobernantes, en nuestro caso del Partido Popular, de ellos depende que la conflictividad social acabe o se acreciente. Los sindicatos y las organizaciones sociales han estado a la altura de las circunstancia y es el gobierno del Partido Popular quien no sabe o no quiere dar la respuesta adecuada a las demandas de la ciudadanía.
Salud, República y Socialismo.
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