Ayer, de nuevo, la intransigencia estuvo a punto de llevarse por delante una vida. Un talibán disparó en la cabeza de Malala Yousafzai, una niña paquistaní cuyo único delito es querer ir a la escuela y acceder a la educción al igual que lo hacen el resto de la niñas del mundo.
Malala Yousafzai mantiene un blog en el que defendía el derecho de las mujeres a la educación y eso es motivo suficiente para que los talibanes intentaran asesinarla. Esta niña lleva años convirtiéndose en un ejemplo de la lucha por el derecho de las mujeres a recibir educación. Pero Malala tiene la desgracia de vivir en el valle de Swat donde los talibanes han mantenido durante un tiempo una gran influencia, imponiendo mediante el terror su fundamentalismo islámico.
Su blog ha sido un arma contra la intransigencia islámica de los talibanes, cuando desde 2009 la BBC comenzó a publicar lo que Malala escribía en su blog. En él contaba lo que suponía el progresivo terror que los talibanas imponían en el valle de Swat desde que lo ocuparon en 2007. Malala denunciaba, entre otros muchos abusos, como tenían que ir al colegio con ropa de calle para evitar que el uniforme escolar las denunciara ante los ojos de los talibanes.
Su lucha fue reconocida por el propio gobierno paquistaní, cuando el valle de Swat fue liberado en 2009, que la condecoró por su valor, aunque esto supuso el comienzo de las amenazas de muerte por parte de los talibanes y que ahora han estado a punto de llevar a cabo. El fanatismo islámico de los talibanes no perdona y ya han anunciado que no pararán hasta que consigan su objetivo, matarla.
Ya estamos demasiado acostumbrados a la barbarie de los talibanes, que en nombre de su dios, siembran el terror, sobre todo entre las mujeres allí donde tienen influencia. Su obsesión hacia las mujeres, a las que consideran poco mas que un objeto sexual y reproductivo, les lleva a sistemáticos ataques sobre todas aquellas que se atreven a rebelarse ante la imposición de su fanatismo religioso. Los crímenes de honor, los asesinatos y los ataques con acido hacia estas mujeres, son moneda común para castigar a todas las que no respetan su retrograda y represiva visión de su religión.
La misma intransigencia que estos desalmados ponen en imponer sus criterios religiosos, es la actitud que la sociedad civilizada debería tener hacía ellos, porque ninguna interpretación religiosa justifica la marginación, la persecución, la represión y el asesinato de una parte de la sociedad y sobre todo de la parte mas débil de esa sociedad, la mujer. La valiente actitud de Malala tienen que ser puesta como ejemplo de la lucha contra la barbarie y el fanatismo religioso, contra todo fanatismo religioso. Y la sociedad civilizada debe ayudar al éxito de la lucha de las mujeres como Malala contra el fanatismo religioso.
Salud, República y Socialismo.
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