Llevo días pensando en la situación en la que se encuentran los 33 mineros atrapados a 700 metros de profundidad en una mina chilena.
Lo primero que pienso es que, como casi siempre, estas situaciones se producen porque existen empresarios sin escrúpulos a los que las medidas de seguridad les importa un bledo; lo único importante para ellos es el beneficio empresarial a toda costa. Al parecer esta mina carecía de salidas de emergencia, por lo que fue cerrada. Su reapertura fue a condición de que se establecieran esas salidas de emergencia. Nunca se hicieron.
Los mineros llevan ya tres semanas atrapados y tuvieron que pasar 17 días hasta que se pudo perforar una sonda y llegar hasta ellos y saber que se encontraban vivos. Yo no soy capaz de imaginarme el estado de desesperación de los mineros que veían pasar los días sin que se estableciera algún contacto con ellos desde el exterior. Solo la férrea disciplina establecida por ellos ha podido hacer que mantuvieran la situación controlada y aguantar ese tiempo sin perder la esperanza de que los localizaran.
Y ahora parece que quedan tres meses para que se pueda taladrar y acondicionar un tonel que permita su evacuación. Esto tiene dos lecturas la primera, la esperanza que se abre la esperanza de poder rescatarlos con vida y la segunda el reto que se les viene encima a los mineros: el tener que soportar tres meses viviendo en unas condiciones totalmente adversas tanto físicas como síquicas (sensación de claustrofobia, de aislamiento, temperaturas permanentes de mas de 30 grados y un 90% de humedad,…). Piénsese que los astronautas que pasan largas temporadas aislados en la estación espacial han recibido antes un duro entrenamiento sicológico y estas personas se han encontrado de golpe con una situación para la que no han sido entrenados.
Tres largos meses que esperemos se resuelvan exitosamente y que a buen seguro algunos avispados ya estarán pensado en como hacer negocio de esta situación (cine, bestseller, reality show, etc.). Esperemos que al menos cuando salgan se puedan ver beneficiados de la situación que les ha tocado vivir y que los responsables por negligencia de su obligado encierro sean castigados con todo el peso de la ley, aunque no creo que por esos lugares la justicia sea capaz de restituir los daños provocados.
A pesar de todo los mineros chilenos pueden sentirse afortunados porque la tecnología actual va a permitir rescatarles con vida. ¿Cuantos mineros habrán muerto porque no haya sido posible realizar una operación de rescate como la que se está realizando ahora?
En España también hubo un tiempo en que este tipo de accidentes eran habituales y Víctor Manuel supo describirlos perfectamente en su canción “La planta 14”
Salud, República y Socialismo.
Ahí les has dado. Se abre una "ventana" de negocio espléndida; Cine, revistas, venta de periódicos, viajes, excursiones etc. A poco, pondran un puerta con taquilla, el mismo falta de escrúpulos, que los metió ahí y venederan entradas y souvenirs. Esta pobre gente ya caido en una espiral.
ResponderEliminarY al final, los políticos, que alcanzaran una mayor popularidad.
Esperemos que psicólogos, animadores y educadores puedan establecer el clima adecuado para que esos tres meses parezcan menos.
Esto me recuerda tambien en Chile aquel espantoso accidente aéreo en Los Andes
saludos,
Parece que la Nasa puede intervenir, te dejo el enlace:por lo menos que sirva para algo útil..
ResponderEliminarBesos sín claustrofobia, Antonio
Antonio, yo también pienso mucho en ellos, y sobre cómo los medios que supuestamente les quieren ayudar pueden contaminarles con su amarillismo (todo sea por la tirada y por la audiencia). Esperemos mucho más de la tecnología, que seguro que si se empeñan, pueden sacarlos mucho antes. Un abrazo!
ResponderEliminar