Vuelve la santa cruzada

Hacia tiempo que las huestes del estandarte amarillo no tomaban las calles para tratar de imponer su particular y retrógrada visión de la sociedad al conjunto de la ciudadanía.

Mañana las veremos de nuevo impulsados por las arengas de la jerarquía de la iglesia católica, una jerarquía que le debe parecer bueno la muerte de millones de personas porque no tienen que comer. La jerarquía de la iglesia católica ni ha convocado ni se ha pronunciado sobre las movilizaciones de hoy para acabar con el hambre y la pobreza.

Pero lo de mañana es distinto, se trata de hacer política desde los púlpitos, de inmiscuirse en los asuntos de estado como estuvieron acostumbrados durante los cuarenta años de la dictadura fascista. No se dan cuenta de que vivimos en un estado democrático y aconfesional y deben estar esperando a un  nuevo dictador que les devuelva los privilegios perdidos.

No se quieren enterar que la religión es una actitud personal y no una ideología que imponer al resto de la ciudadanía.  No se quieren enterar que su misión en orientar a sus feligreses de cual debe ser su actitud ante temas como el aborto, pero a los demás mortales que nos dejen en paz. Hacen bien exhortando a sus fieles a no practicar el aborto y condenar al fuego eterno a todas las que en contra de su dios deciden practicar un aborto y hacen bien amenazando con la excomunión a los políticos católicos  si apoyan la futura ley del aborto. Pueden empezar por ejemplo por el Presidente del Congreso de los Diputados, José Bono, destacado militante católico que seguramente tendrá que votar a favor de la ley que propone su partido. Pero no se atreverán porque de lo que se trata es de servir de mamporreros del P.P. para crear las condiciones de su vuelta al poder.

Poco les importa que con la nueva ley se trata de dar seguridad jurídica a las mujeres que se ven obligadas a abortar y dar seguridad jurídica también a los médicos que practican esos abortos. Saben que con la actual ley mujeres y médicos carecen de esa seguridad, pero eso no es importante, porque de esa manera pueden seguir azuzando a sus huestes contra clínicas, mujeres y médicos. Y poco les importan esos médicos que en la sanidad pública hacen objeción de conciencia pero luego practican abortos en la sanidad privada  porque una cosa son las creencias y otra el negocio.

Por eso van a sacar de nuevos sus huestes a la calle porque no les importa la vida de los nacidos, porque prefieren que nazcan criaturas aunque no tengan asegurado un futuro o ni siquiera la posibilidad de comer todos los días, porque en su totalitaria mente pretender imponer a toda la ciudadanía una creencias en la que no cree y porque en definitiva solo les importa la defensa de sus privilegios perdidos.

Salud, República y Socialismo.