La llamada de la política

Es un hecho que las personas somos animales políticos y que directa o indirectamente hacemos política desde que nos levantamos hasta que nos acostamos y que además todos tenemos derecho a participar en la política activa en la formación que más se identifique con nuestro pensamiento o intereses, pero lo menos que se le puede pedir a las personas que se dedican o se quieren dedicar a la política es coherencia.

Anda Juan José Cortes, padre de la niña Mariluz, tentado con entrar en la política activa, pero me da la impresión que lo esta haciendo de la manera menos digna. Y no lo digo por el acercamiento de UDP hacia su persona, todas las opciones  democráticas son dignas, sino por la forma. En primer lugar porque parece que se utiliza su efecto mediático en el desgraciado suceso de la muerte de su hija, en segundo lugar porque pretende entrar en política por el medio más indigno, el de las  poltronas y por último por oportunismo, parece que le da igual la formación política por la que presentarse a la alcaldía de Huelva.

Poco dice en su favor esa “intención de abrir una ventana de brisa fresca a la política”, cuando no se tiene nada claro su propia ideología. Uno no puede ser de izquierda o de derecha solo en función de quien le haga la mejor propuesta para conseguir su objetivo: llegar a la alcaldía de Huelva. Las personas evolucionan, pasan por convicción o por interés de una formación política a otra, pero cuando uno entra en política lo primero que ha de tener claro es su ideología, porque si no, si la la ideología no  importa, si lo que importa es el puesto que se va a conseguir, entonces todo se convierte en oportunismo.

Juan José Cortés tiene todo el derecho del mundo a estar en política, pero como todos, desde abajo y no utilizando el efecto mediato producido por asesinato de su hija, porque de esa manera descalifica de entrada su propia honestidad y coherencia.

Salud, República y Socialismo.