Cuando la iglesia no tiene argumentos para justificar sus pecados, sus delincuencias, sus errores y sus horrores acude a hacer comparaciones con aquello que no le gusta del ordenamiento jurídico de un país. Y el ministro del Vaticano tiene la desvergüenza; para limitar el alcance del horroroso crimen que es la pederastia, que no solo ocurre en Irlanda sino que es algo habitual dentro de las instituciones de la iglesia; de comparar lo que es un delito en Irlanda y en cualquier país del mundo con algo que es un acto legal, libre y voluntario en este país y en la inmensa mayoría de los países democráticos e incluso en algunas dictaduras. Se olvida el ministro del Vaticano que ninguno de esos niños a los que sometieron a abusos sexuales lo hizo de manera voluntaria, sino que fueron forzados desde la autorizad moral y la fuerza física que desde dentro de las instituciones de la iglesia se ejercieron sobre esos menores, y se olvida también de la obligación que tiene la iglesia o cualquier otra institución de protección de la integridad física y moral de lo menores a cargo de cualquiera de esas instituciones.
Hace el ministro del Vaticano un alegato de que la medicina debe estar al servicio de las personas para curar y no para “matar”, pero en su sucia e hipócrita mentalidad se olvida que la iglesia prefiere que las personas se mueran sufriendo de SIDA por no usar el preservativo o atacan y condenan los avances científicos de células madres que van encaminados a salvar vidas humanas o ha mejorar la calidad de vida de los enfermos genéticos. ¿Qué le importa a esta secta de fanáticos el sufrimiento de las personas? Si alegan a la medicina solo para justificar sus dogmáticos pensamientos. Si de verdad defendieran la vida defenderían los avances científicos que hacen posible curar las enfermedades y mejorar la calidad de vida de los enfermos. Pero ¿Qué se les puede pedir si es lo que han estado haciendo durante toda su existencia? Condenar a la ciencia porque va contra la pervivencia de su negocio.
Y luego están la cuadrilla de meapilas desde políticos del P.P. como Mayor Oreja hasta periodistas integristas como Ricardo Benjumea redactor jefe de 'Alfa y Omega', la revista de Rouco Varela, que equipara la dispensación sin receta de la píldora postcoital con una despenalización de la agresión sexual. Aunque es más grave la actitud de Mayor Oreja avalando y justificando las palabras del ministro del Vaticano al decir que lo se ha hecho es "una cierta ordenación, dentro de la aberración de ambas cosas" porque Mayor Oreja no es un afiliado cualquiera, es el cabeza de lista del P.P: en las elecciones europeas y lo que dice no lo dice él sino que lo dice el P.P., ya que sus palabras no han sido rectificadas. Esa es la filosofía de vida de los populares en primer lugar plegarse a la filosofía de la iglesia en segundo lugar pretender imponer su retrograda moralidad al resto de la ciudadanía y en tercer lugar comprar el aborto con un crimen, que es un delito, mientras que abortar no lo es en nuestro país.
Para rizar el rizo este político del P.P. se atreve a criticar a Zapatero por el uso de los aviones públicos durante la campaña electoral, que es criticable, y a renglón seguido reconocer que el utiliza el coche oficial para ir a misa y al teatro por cuestiones de seguridad. Es decir que su hipócrita mentalidad le hace establecer que su seguridad es más importante que la de Zapatero o cualquier otro político de la oposición.
¿Cuándo se les abrirá la mente a los tontos de los cojones?
Salud, República y Socialismo.