Güemes tiene razón

A pesar de que la fiscalía ha desestimado que haya habido intento de dañar o atacar al Consejero de Sanidad de Madrid, es cierto que existe una campaña de boicoteo y protesta en sus actos institucionales.

Y es que no puede ser de otro modo. Si no fuera así los sindicatos no estarían cumpliendo su obligación de defender los intereses de los trabajadores y de la sanidad pública. O ¿es que se piensa Güemes que los sindicatos y sus afiliados le van a recibir con flores y aplausos cada vez que inaugura o visita un hospital? Este chico bien y con pinta de yupi chulesco se debe pensar que estamos todavía en la época de la dictadura franquista, en la que los trabajadores se veían obligados a recibir a los dirigentes políticos, con una sonrisa de oreja a oreja a pesar de la represión continuada que el régimen fascista ejercía sobre ellos.

Cuando este personaje y su jefa la Espe-rancia tienen un plan organizado para desmantelar la sanidad pública y destruir miles de puestos de trabajo sanitarios es normal que los trabajadores y sus sindicatos tengan también un plan organizado para contrarrestar y anular en lo posible los ataques de que son objetos los empleados y la propia sanidad pública.

Y la táctica de este aprendiz de brujo no es otra que una fuga hacia delante, denunciando de manera permanente, a los sindicatos y trabajadores, de sabotaje de instalaciones públicas. Denuncias que nunca han podido ser probadas. O denunciar a los liberados sindicales por estar en el centro de las movilizaciones, como si esta no fuera su obligación. Se olvida este personaje que los derechos sindicales es una conquista de los trabajadores conseguida con mucho esfuerzo y sacrificio. Otra cosa es el mal uso que de estos se puedan hacer y que en todo caso la administración puede recurrir a la sanción si son utilizados de manera irregular. Y hasta ahora nunca se ha llegado a esa situación.

La sanidad pública madrileña está siendo desmantelada de manera sistemática y organizada y miles de puestos de trabajo están en cuestión, con lo que, si no se pone solución, es posible que la sanidad pública de Madrid quede colapsada en breve. Y ante esto es totalmente lícito que los trabajadores y sus sindicatos presionen de manera organizada a los responsables de este atentado contra el estado del bienestar madrileño. O ¿es que el P.P. no consideraba lícito manifestarse contra zapatero por lo que ellos consideraban una política antiterrorista errónea? Demasiado poco está haciendo la ciudadanía madrileña contra este grave ataque hacia su sanidad pública. Si no se rectifica pronto todos sufriremos las consecuencias y más aún los más desfavorecidos.

Salud, República y Socialismo.