Resaca congresual

No he seguido el desarrollo del congreso del Partido Popular, tenía otras cosas mejor que hacer en la isla de La Palma, pero la vuelta a la normalidad me ha confirmado lo que ya suponía: el congreso del P.P. se ha cerrado en falso.

A pesar de que se ha querido dar una imagen de unidad, no se ha conseguido dado que ha habido una contestación importante si se tiene en cuenta la única candidatura presentada. La realidad ha evidenciado que ha sido un congreso de aclamación de Rajoy. Y ha sido también el congreso de los discursos que no del debate. Estos del P.P: confunden el debate con lo discursos y hasta ahí les salió contestón el de la foto de la Azores. Mucho le queda por aprender a los peperos para aprobar en democracia interna.

Pero es que nada más acabar el congreso ya hay quien se tira al monte y pretende tomarse la revancha en su feudo. Aguirre, la cólera de Dios, tiene mal perder. No asume que las mayores aclamaciones se las haya llevado su fraternal enemigo, Ruiz Galladón, ni tampoco que no solo no haya podido incluir en la dirección nacional del P.P. personas de su confianza, si no que ha visto como los traidores que tenia infiltrados en su cortijo; se han pasado con armas y bagajes al adversario político. No ha podido soportar que Lamela y Prada se hayan incorporado a la dirección nacional de P.P., no ha podido aguantar que le pusieran dos submarinos en su propia piscina.

Y como, donde las dan las toman, se inventa una crisis institucional y los pone de patitas en la calle. La Asamblea de Madrid tiene que ser una piña liberal. Se ha perdido una batalla pero no la guerra, debe pensar la cólera de Dios; hay que reagrupar fuerzas y preparar la guerra de guerrillas para la próxima gran batalla dentro de tres años en un nuevo congreso del P.P.

Aunque no parece que Aguirre cuente con muchos apoyos, o al menos estos no se quieren significar por aquello de “quien se mueve no sale en la foto” y en este sentido parece que tanto Pizarro, el gran mirlo blanco de la derecha convertido en simple grajo, como Costas han declinado el ofrecimiento de la cólera de Dios para formar parte de su gobierno.

Esto no ha hecho más que empezar. Decía Aguirre que el congreso no es un final sino un principio y tiene razón, los congresos deben ser el inicio de una nueva etapa para corregir los errores pasados y situarse en una posición tal que haga posible el cumplimiento de los objetivos de cualquier organización política. Pero el problema es que ese no es el principio de Aguirre, su principio es el inicio de una nueva oportunidad de hacerse con el poder en el interno del P.P. Aunque quizás no se haya dado cuenta de que se le está pasando el arroz y que tanto el camino hacia Génova como hacia La Moncloa se le ha llenado de tantos baches que difícilmente tendrá tiempo para poder llegar a ninguno de esos objetivos.

La cólera de Dios es muy posible que no tenga posibilidad de cumplir su sueño, para bien de España y los españoles, pero mientras termina de suicidarse nos divertiremos un poco.

Salud, República y Socialismo.