lunes, 14 de septiembre de 2020

Hoy se han cumplido 6 meses desde la declaración del estado de alarma que acabó con el periodo de indecisión del gobierno ante el avance de la pandemia en España.

Es verdad que criticar algo a toro pasado no es de ser muy listo, aunque creo que nos hubiéramos evitado muchas desgracias si se hubiera actuado con mayor diligencia. 6 meses después estamos de nuevo luchando por controlar de manera efectiva una pandemia que se nos ha puesto cuesta arriba.
Los errores de la primera fase, hasta el fin del estado de alarma, pueden ser comprensibles y perdonables. Los de ahora no. Es cierto que el gobierno de progreso ha tenido que luchar no solo contra la pandemia sino también contra una oposición de derechas desleal  y que lo único que le importaba era obtener rédito político de la pandemia y de sus nefastas consecuencias. Han sido desleales, no solo al gobierno sino a los españoles, hipócritas y cínicos porque han criticado lo uno y su contrario. Durante el estado de alarma acusaban de invasión de competencia de la Comunidades autónomas y de recortar derechos y libertades fundamentales. En la nueva normalidad, con la gestión de todas las competencia en manos de la Comunidades Autónomas, critican al Gobierno de progreso de lo contrario, de no intervenir en la gestión de la lucha contra el COVID19.
El estado de alarma no acabó con la pandemia pero si la puso, creo, que bajo control.
Los datos así lo afirman el 22 de junio, inicio de la nueva normalidad, hubo 232 contagios, una incidencia acumulada (IA) por 100.000 habitantes de 3,87, 9 ingresos hospitalarios, 1 ingreso en UCI y cero muertos. Hoy la situación es bien distinta 12.186 contagios (con el condicionante de que hoy se hacen muchísimos más PCRs), un IA de 113,04, 505 hospitalizaciones, 27 ingresos en UCI y 48 fallecidos.
¿Y como hemos llegado a esta situación? En mi inexperta opinión, como consecuencia del incumplimiento de los compromisos adquiridos por las Comunidades Autónomas en materia de potenciación de la Atención Primaria y de la contratación de los necesarios rastreadores para seguir la trazabilidad del COVID19. Se ha primado mas, por la Comunidades Autónomas, el ahorro que la salud y la vida de sus ciudadanos.
Se les llenó la boca a las Comunidades Autónomas de exigir el control de la pandemia en sus respectivos ámbitos, porque ellos, desde la cercanía, sabrían gestionar mejor que el gobierno de progreso. La realidad les ha puesto, salvo excepciones, frente a sus propias contradicciones. Una de esas excepciones es Asturias. Allí se potenció la Atención Primaria y se dispuso desde el inicio del número necesario de rastreadores. Hoy tiene los mejores datos de control de la pandemia de toda España.
Pero el gobierno de progreso también, en mi inexperta opinión, tiene alguna, mejor dicho una, responsabilidad en el estado actual de la pandemia en España. Esa responsabilidad es el haber permitido que las Comunidades Autónomas hicieran de su capa un sayo con sus compromisos durante la desescalada y en la nueva normalidad. No se puede ir practicando el buenismo con quienes sistemáticamente incumplen sus compromisos. Durante la desescalada se les permitió a la mayoría de las Comunidades Autónomas que pasaran de fase sin que hubieran cumplido sus compromisos de reforzar la Atención Primaria y de contratar los rastreadores necesarios según los baremos de la OMS. Y ello para no tener conflicto con la comunidades incumplidoras. Se llegó a la nueva normalidad y el desmadre de incumplimientos se convirtió en un aquelarre. Todo por no perturbar la paz con los incumplidores. Consecuencia, el desastre de gestión lo hemos pagado la ciudadanía poniendo los contagiados, los hospitalizados y los muertos.
La ciudadanía tenemos el derecho a saber, fehacientemente, quien cumple y quien no cumple con sus compromisos de garantizar la salud y la vida de los ciudadanos y el gobierno de progreso la obligación de exigírselo a los incumplidores y si para saberlo se tiene enfrentar ellos, pues que lo haga.
La última gota del buenismo inexplicable, son las declaraciones del ministro Illa, que a mí me merece todos los respetos, recogidas en Público.es afirmando que “las medidas que se han tomado (en Madrid) son las correctas”. Respaldando con ello al gobierno de Madrid en la gestión de la pandemia.
Hoy después de 6 meses de la declaración del estado de alarma algunos tenemos la sensación de que todo se deja a la esperanza de que pronto haya una vacuna eficaz y de esta manera se pueda parar la pandemia.
Esperemos que de una u otra manera la situación mejore más pronto que tarde porque la cosa no está para bromas.

PD.
La autocrítica es un valor fundamental en la izquierda. De nada vale criticar a los demás si en un momento determinado no reconocemos nuestros errores por una falta de autocrítica.

Salud, República y Socialismo.

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