Hace 40 años el fascismo español intentó frenar el imparable proceso a la democracia que las fuerzas de izquierda estaban forzando desde la muerte del dictador. En ese intento se llevaron la vida de 4 abogados laboralista y un trabajador despedido de Telefónica.
Fueron ellos, pero pudieron ser otros porque el objetivo era desestabilizar el proceso democrático. 1976 había sido un año de tremendas luchas laborales y sociales y en el camino fueron quedando muchos compañeros asesinados por elementos fascistas e incluso por la policía política del régimen. El atentado de Atocha pretendía ser el punto culminante del proceso desestabilizador.
Los asesinos y sus colaboradores eran pistoleros de la extrema derecha afiliados a Fuerza Nueva o próximos a ella. Detrás del atentado estaba el Sindicato oficial del Transporte dirigido por el ultraderechista Albadalejo. Y detrás de todo esto la necesaria trama civil que dio apoyo y medios para realizar el atentado. Esta jamás se investigó sobre todo gracias a las trabas impuestas por el juez Gomez Navarro, que llevo sus trabas hasta posibilitar la huida de unos de los pistoleros, Lerdo de Tejada, al facilitarle un permiso penitenciario que aprovechó para desaparecer. Nunca fue juzgado y hoy en día se desconoce su paradero.
Los abogados laboralistas, relacionados con CCOO y el PCE, jugaron un papel fundamental durante la lucha por las libertades políticas y el proceso de la transicion democrática. Sin ellos miles y miles de trabajadores habrían quedado indefensos ante la represión laboral y política que ejercía el régimen fascista de Franco por sus luchas en favor de las libertades civiles, políticas y laborales. A pesar de ello ha costado trabajo que los políticos herederos del franquismo fueran reconociendo su contribución a la consecución de las libertades y la democracia. El propio monumento al atentado, que reproduce el cuadro de "El abrazo" de Juan Genovés, estuvo vetado por el Partido Popular gobernante del Ayuntamiento de Madrid. Al final solo la presión popular y la contribución económica privada posibilitaron la construcción del monumento.
A pesar de ello 40 años después siguen habiendo personajes, que desde una falsa equidistancia, pretende ignorar la contribución democrática de "los abogados de Atocha" al proceso democrático. Como el caso del Alcalde de Casasimarro, Juan Sahuquillo del Partido Popular, lugar de nacimiento de Ángel Rodriguez Leal, trabajador de Telefonica asesinado ese día. Este personaje pretende dar lecciones de equidistancia negando la posibilidad de colocar una placa en homenaje a Ángel para no herir sensibilidades. Pero esto no es equidistancia, esto es tomar partido por uno de los bando, el de los asesinos. Porque no se puede ser equidistante entre las víctimas y sus asesinos. Las víctimas son inocentes y los asesinos culpables. Defender esa equidistancia es simplemente ponerse de parte de los asesinos.
Tampoco es de recibo, como hace este personaje, asimilar el atentado de Atocha con los muertos de la guerra civil. Los muertos de la guerra civil tuvieron su origen en el golpe de estado fascista contra la legitimidad repulicana, los asesinatos de Atocha fueron consecuencia del intento de hacer perpetuar la dictadura franquista después de Franco. Se les ve demasiado el plumero a estos reductos de un negro pasado que siguen añorando a esa horrible "España, una, grande y libre", aunque sin libertad.
Yo estuve junto con otros muchos compañeros de Telefónica, creo que hace 15 años, en un homenaje que se realizó a Ángel en Casasimarro y allí no hubo más que sentimientos de solidaridad hacía Ángel y su trayectoria de lucha y no se vió sensación alguna de "herir sensibilidades ". Esas sensibilidades que solo deben estar heridas en la mente del retrógrado Alcalde de Casasimarro y de los añorantes de le negra dictadura cómo él.
Conmemoramos y recordemos a nuestros compañeros abogados y trabajadores asesinados hace 40 años y a todos los que cayeron y sufrieron la represión por el único motivo de defender las libertades democráticas. Olvidemos a los añorantes de un pasado dictatorial que si que hería las sensibilidades de todos los demócratas. La historia los pondrá en el lugar que les corresponde.
Salud, República y Socialismo.